Observando en una estantería los libros de John Irving, un autor fascinante, se observa una «curiosidad editorial».
Tusquets Editores, la editorial barcelonesa que tiene la exclusiva de este autor, distribuye los títulos de éste en dos colecciones: Andanzas y Fábula.
Según la web de la editorial, Andanzas, con 752 títulos, es «Para quienes aman leer sin perder el tiempo […] Ofrece ante todo buenas novelas de autores de ayer y de hoy, conocidos y consagrados o absolutamente desconocidos. Son libros gratos y gratificantes no sólo en el acto de la lectura, sino también en el recuerdo, en la memoria. «Un libro es una prolongada nota biográfica», afirma Paul Theroux . . .». En cuanto a la colección Fábula, se compone de 282 títulos, «los mejores títulos de nuestro fondo editorial, con algunas incorporaciones de otros catálogos, en formato de bolsillo y a precio de fábula».
Hasta aquí todo correcto. La curiosidad se observa al comparar las ediciones del mismo título en cada una de las colecciones, por ejemplo El mundo según Garp.
En la colección Fábula está encuadernado en rústica sin solapas y mide 194 mm x 122 mm. Tiene 512 páginas, unos márgenes casi inexistentes, un interlineado al límite y una letra medida «mi reino por una lupa». Normal, es el equivalente a la edición de bolsillo.
Pero resulta que el mismo título, en la colección Andanzas, es sólo un centímetro y medio más ancho y más alto, tiene sólo ocho páginas más (520), los márgenes siguen siendo escasos, el interlineado sigue desmotivando y el cuerpo de la letra, si no pide lupa, pide unas gafas. Eso sí, tiene solapas, el cartón de la cubierta es más grueso y vale algo más del doble. Y parece una enorme colección de bolsillo.
¿Dónde está lógica?
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