Print on Demand, alias POD e Impresión a o bajo demanda.
Print to Order, también conocido por PTO y Distribución 1×1.
Modelos de producción hermanos, hijos de la impresión digital. Jóvenes los dos, aunque POD tiene unos diez años más que PTO. Cuestión de tecnología.
Ambos están para subsanar los defectos más graves de la cadena de suministro del libro impreso: sobreproducción y sobrealmacenamiento, logística inversa (devoluciones) y destrucción de ejemplares sobrantes.
Defectos que se traducen en imprentas produciendo tiradas largas que no responden a una demanda corta; almacenes a reventar de libros que no se venderán nunca; camiones que recorren diariamente el país, cargados de cajas de libros “turistas” (llegan a la librería, pasan unos días y se vuelven a su origen); contenedores llenos de libros que llegan a los puertos desde los países remotos en los que se imprimieron; millones de libros destruidos anualmente por desinterés del mercado…
Ese modelo fue eficiente mientras la única alternativa de producción era la impresión offset, rentable sólo con tiradas largas. Tiradas que había que colocar como fuera en el mercado, aun sin tener demanda, aun a costa de tener flotas de camiones paseando libros.
Ese modelo, llamémosle de oferta (a mí me gusta más Push, aunque sea un anglicismo), ya no tiene sentido hoy en día como opción única. Es adecuado para algunas novedades, pero muy ineficiente el resto de la vida útil del libro.
El ciclo de vida del libro en el modelo de demanda
Para solventar los defectos mencionados de la cadena de suministro del libro, deberíamos adaptar el tipo de producción a la demanda real estimada en cada uno de los momentos del ciclo de vida de un libro.
Cuando un nuevo título sale al mercado y es novedad, genera expectativas de venta. Cuanto más altas son las expectativas, más largas son las tiradas. A partir de unos 1.000 libros[1], se impone una impresión offset. Se produce mucho y se vende mucho, o eso se espera.
Cuando el libro deja de ser una novedad –en un plazo que cada vez es más corto–, se pone a las puertas del fondo editorial. Aún se vende, pero las reposiciones son cada vez menos solicitadas y más espaciadas. 600, 500, 100, 50 ejemplares… Entra entonces en escena la impresión en digital, perfecta para la impresión a demanda (POD).
El POD es el modelo adecuado para evitar la rotura de stock en el almacén y la librería. Permite hacer tiradas cortas y muy cortas, que se calculan según una estimación de la demanda –basada en el historial de ventas– y que pueden producirse y enviarse a destino en muy pocos días.
El POD intenta ajustarse a la demanda, mientras que el Modelo Push intenta crearla a base de llenar las librerías de ejemplares.
Y llega un día en que las ventas del título son un goteo cada vez más lento. Las existencias del libro se han agotado. El libro suele estar amortizado. La editorial ha de tomar la decisión: reimprimir o descatalogar.
Reimprimir implica hacer una inversión incierta y de retorno lento. Si el goteo de ventas cesa, nos comemos la reimpresión con patatas.
Pero descatalogar significa renunciar a ingresos que, aunque mínimos, son ingresos. Y cada euro suma en este negocio. Además, descatalogar puede traernos problemas con autores y agentes literarios, según el contrato que hayamos firmado podemos estar obligados a mantener un stock mínimo.
Es entonces el momento de pasar al modelo PTO (print to order o Distribución 1×1), es decir, a la venta de libros sin stock.
Los libros sólo se imprimen cuando se realiza una venta en firme en la librería, y puesto que se producen por pedido expreso del cliente, no son susceptibles de devolución.
Así pues, la editorial no tiene que invertir en la impresión de una tirada, ni pagar los costes de almacenaje, ni siquiera lidiar con las devoluciones: el modelo PTO no tiene coste de entrada ni coste de mantenimiento, ni entraña riesgos.
Es el modelo más eficiente para el catálogo de fondo, esos libros que, como hemos visto, ya están en la tercera etapa de su ciclo vital y han sido amortizados.
Pero también es una oportunidad para apostar por géneros muy de nicho, por autores emergentes o por lenguas muy minoritarias.
La distribución 1×1
Con la impresión bajo pedido no sólo estamos ante un modelo nuevo de producción, sino también de negocio: la distribución 1×1.
El concepto inicial es el stock 0.
El cliente compra el libro en catálogo, la librería manda una orden de pedido a la imprenta y ésta lo imprime y lo envía a la dirección que se haya indicado. Todo en 72 horas. Además, la imprenta se ocupa de que la librería tenga acceso a los libros PTO, los incluya en su catálogo para la venta y tengan visibilidad.
La imprenta asume, pues, funciones de distribución: colocación en librerías, gestión de pedidos y logística, además de la impresión del libro.
La distribución 1×1 no es una distribución convencional, puesto que no existen ejemplares hasta que se produce la venta en firme. Y como no puede hacerse una colocación física, hay que hacer una colocación digital en los estantes de las librerías. Para ello, en LiberExpress utilizamos los metadatos.
Los metadatos usados con propósitos de marketing y posicionamiento son la herramienta más efectiva para la venta de libros en impresión 1×1. No sólo nos permiten hacer los títulos en PTO más visibles, sino que abren enormes posibilidades en inteligencia de negocio, también orientada a marketing.
En conclusión,
podemos dotar de mayor eficiencia y sostenibilidad a los procesos de producción y venta del libro. No nos va a costar más, sino menos, pero hemos de abrir la mente a nuevas formas de digitalizar los procesos editoriales, incluso aquellos que terminan con un producto analógico.
Esa imprescindible apertura de miras no es cuestión exclusiva de las editoriales: las librerías, los autores y sus agentes literarios también tienen que participar activamente en esta nueva y sensata manera de producir y vender libros.
Producir de forma adecuada en cada estadio de la vida útil del libro forma parte de la Edición Inteligente.
[1] Dependiendo del formato, la idoneidad del offset está entre los 800 y los 1.000 ejemplares. Esto no quiere decir que no se puedan hacer tiradas de más de 1.000 ejemplares en digital. Como la calidad es muy buena, a veces, por agilidad (plazos más cortos de producción), la impresión digital se recomienda también para tiradas largas.
Este artículo fue publicado por primera vez en Actualidad Editorial, por Arantxa Mellado, el 14 de enero de 2022 con el título «Hablemos de la distribución 1×1 de libros impresos, el modelo híbrido que se van a imponer en los próximos años>
Deja una respuesta