Por su interés, copiamos y publicamos la nota de prensa de presentación del Libro blanco de la traducción editorial en España, segundo estudio que publica ACE Traductores sobre la situación laboral del traductor de libros y el grado de cumplimiento de la Ley de Propiedad Intelectual en el ámbito de la traducción.
«El estudio se basa en un exhaustivo cuestionario enviado a más de tres mil traductores con el que se obtuvo respuestas válidas de 614 traductores de libros, realizado por el Instituto DYM y analizado por J.M. Marinas, Catedrático de Sociología de la Universidad Complutense; los datos obtenidos en el estudio confirman e ilustran la precariedad de la situación del traductor y las dificultades a las que se enfrenta cuando aspira a dedicarse a esta tarea de modo profesional.
No se trata de un memorial de agravios, sino un diagnóstico fiel de una situación que podemos calificar de penosa e indigna de una industria editorial tan pujante como la española: no podemos olvidar que aproximadamente uno de cada cuatro títulos que se publica al año en España es una traducción.
El estudio concluye con un análisis de la situación, sus debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades.
De entre las debilidades del sector, cabe mencionar:
– Quien traduce no sólo se dedica a los libros porque el trabajo es precario: nadie garantiza al traductor de libros trabajo para todo el año ni todos los años; no hay seguridad ni continuidad.
– La incertidumbre en la fecha de pago incrementa esta precariedad: cuándo se cobra y cómo son circunstancias que impiden la previsión personal. No se libran de esta incertidumbre el veterano ni el recién llegado.
– No hay profesionalización de los traductores: la presión de la precariedad y la incertidumbre los hace proclives a aceptar todo tipo de ofertas y les impide anclarse en la traducción editorial.
– No hay percepción de los propios derechos, hay desinformación y miedo a perder el trabajo; hay poca capacidad de reclamar ante problemas editoriales.
-Hay experiencias frustrantes en casos de reclamación de derechos del traductor.
– Abundan los traductores esporádicos, que están menos integrados profesionalmente.
Entre las amenazas:
– Alto grado de incumplimiento de la Ley de Propiedad Intelectual por parte de los editores.
– A modo de ejemplo, véase en la tabla siguiente que en las traducciones realizadas en un año el 27,2 % de las traducciones se hicieron sin contrato (cuadro 45, página 63 del Libro Blanco):
– Escaso respeto a la propiedad intelectual en general y a la condición de autor del traductor de libros en particular.
– Dificultades para conservar el porcentaje de derechos en el entorno digital, tanto por la indiferencia del editor digital como por la piratería informática.
– El hecho de que las magras retribuciones impidan la profesionalización del traductor.
– La confusión en los sistemas de cómputo de unas tarifas estancadas o a la baja.
– Trivialización y devaluación de la proyección social del traductor de libros, fruto de una percepción errónea de la mecanización del proceso de traducción. No tanto por lo que tiene de facilitadora de la tarea real cuanto por la extrapolación de las posibilidades de la traducción informática a la traducción literaria.
– La presión de buena parte del negocio editorial, volcado en la producción rápida y fugaz, que valora la urgencia de la publicación en detrimento de la calidad.
– Poca disposición en algunos editores a la negociación y a la solución negociada de los conflictos.
Las fortalezas serían:
– Una legislación avanzada en el reconocimiento de los traductores como autores.
– Las asociaciones son la principal fortaleza del sector, pues permiten la unión en reivindicaciones e ideales. La presencia de un colectivo asociado, reivindicativo, lúcido y activo; aunque numéricamente no supere el 50% de los traductores, es una fuerza dinamizadora que es y se percibe como la principal riqueza de la profesión.
– El respaldo que las asociaciones reciben del Ministerio de Cultura, la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas y entidades como CEDRO.
– La mayor especialización de las licenciaturas en traducción; las nuevas generaciones de titulados universitarios en traducción e interpretación.
– El peso creciente de Internet y el acceso rápido y fácil a foros de traductores o lingüistas, bases de datos, información especializada y recursos diversos que propician un apoyo mutuo que redime del individualismo y la soledad del traductor.
Y, por último, entre las oportunidades cabe mencionar:
– La presencia creciente en Internet de las asociaciones de traductores, lo que permite el contacto inmediato entre los profesionales y los asociados potenciales.
– La europeización de la traducción. La unión de los traductores y de sus asociaciones más allá de las fronteras nacionales, paso indispensable para convertir las reivindicaciones locales en europeas; en este sentido, el papel del CEATL (Consejo Europeo de Asociaciones de Traductores Literarios) es fundamental.
Gracias al apoyo de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, de CEDRO y de todos los socios de ACE Traductores, de todas las asociaciones de traductores y de numerosos socios, contamos ahora con una base sólida para intentar establecer relaciones laborales más justas y respetuosas con la Ley de Propiedad Intelectual.»
Enlace al Libro blanco de la traducción editorial en España
Eva dice
Yo terminé hace un año la universidad y me inscribí en un curso de traducción para ponerme al día de algunos conocimientos y poder estar al cabo de la calle.
La experiencia ha sido fructífera y estoy empezando a dar mis primeros pasos como freelance. Es de agradecer la existencia de asociaciones que permitan acceder a herramientas muy útiles.