Entre la editorial y el librero existe una figura fundamental, la del comercial. Es poco glamourosa, quizá por ello tiene nula prensa, pero es fundamental para que el libro llegue a nuestras manos.
El LLibreter le rinde un homenaje en su blog, que nosotros traducimos del catalán y copiamos.
«Un comercial es una persona que conoce muy bien el fondo que distribuye y, sobre todo, conoce muy bien las librerías de su ruta; a menudo, la relación con el librero es muy cordial y, si su agenda se lo permite, la visita concluye tomando un café y charlando sobre el mundo del libro. Esto significa que, si hace los deberes, el comercial selecciona y ofrece en primer lugar los libros que mejor se adaptan a la orientación de la librería. Lo ideal es disponer de esta orientación, aunque sea en una simple hoja de Excel, antes de la visita, pero el ritmo frenético de publicación y la falta de planificación de muchas editoriales y distribuidoras hace que en algunas ocasiones sea imposible.
En cualquier caso, tras hablar de libros y de seleccionar las compras, el siguiente paso es comentar los problemas surgidos desde la última visita; es más efectivos tratarlos con el comercial como intermediario que a través del teléfono o el correo electrónico. Un ejemplo sería el listado de libros pendientes de llegar desde hace demasiado tiempo; en ocasiones, el comercial sabe con seguridad la disponibilidad de cada título y es capaz de decir si está agotado, si se encuentra en reimpresión o a la espera de que la editorial envíe más ejemplares, etc. Y si no está seguro, lo supondrá. Es de recibo que esta información es fundamental para poder atender correctamente los pedidos de los clientes y, en consecuencia, para mantener la base de datos de la librería convenientemente actualizada.
Otro ejemplo sería la ayuda con los problemas de facturación, porque la complicidad, fruto de la relación frecuente, es garantía de que al menos alguien se ocupará de rectificar los errores cometidos por la propia distribuidora.
Esta complicidad provoca que el librero no entienda a las distribuidoras que, a raíz de una fusión u otro cambio que modifique el nombre de editoriales que representan, decidan prescindir de personas con un gran capital profesional; que no entienda que gestores expertos en productos, cifras y logística no tengan en cuenta que pueden dilapidar el valor añadido que la dedicación que un buen comercial puede otorgar al producto llamado libro.»
El Llibreter dice
Moltes gràcies per la traducció. Celebro que us hagi agradat.
Salutacions cordials.
ediciona dice
De res. Ha estat un plaer