Ilustración de The New Yorker
La noticia de la semana en el mundo editorial es, sin duda, la serie de objeciones legales que le han llovido al acuerdo alcanzado en octubre pasado por Google Búsqueda de Libros (GBL), la Asociación Americana de Autores y el Gremio de Editores de Estados Unidos. Por un lado, el grupo de autores liderado por Gail Knight Steinbeck ha conseguido que, por decisión de la Corte de Nueva York, se extienda hasta septiembre la fecha límite para presentar un recurso contra el acuerdo que permitiría a GBL no sólo digitalizar obras huérfanas (obras en las que no hay titulares de los derechos de autor identificados), sino también distribuirlas. Como afirmó Luis Collado, director de GBL España hace un mes a Ediciona, las obras huérfanas constituyen un gran porcentaje del total de libros digitalizados por GBL.
De otro lado, hoy se supo que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha abierto una investigación por posible monopolio en el acuerdo de GBL. Al respecto, el New York Times informa que abogados del Departamento de Justicia norteamericano habrían tenido conversaciones con miembros de Internet Archive, y la organización de defensa del consumidor, Consumer Watchdog, ambos grupos opositores al acuerdo de GBL.
Cabe destacar que la investigación no indica que el acuerdo no se haga efectivo, sino que existen suficientes razones para creer que la distribución de aproximadamente 7 millones de obras (cifra que se calcula GBL ha escaneado hasta el momento, y de las cuales 5 millones serían obras huérfanas) podría, a largo plazo, ocasionar un monopolio en la administración de contenidos digitales. Se trata de un argumento del que GBL siempre se ha defendido exponiendo su objetivo de hacer que los contenidos sean accesibles a la mayor cantidad de personas posibles. En otras palabras, democratizar el conocimiento.
Aprovechando la coyuntura, el director ejecutivo de la Asociación de Libreros del Reino Unido, Tim Godfray publica en The Bookseller una carta muy ilustrativa al respecto:
Es de interés particular para los libreros británicos que el acuerdo propuesto otorga a Google el control sobre 5 millones de obras huérfanas. Porque los potenciales competidores serán en extremo reacios a hacer uso de obras huérfanas (podrían ser demandados por violar los derechos de autor, ya que estarían fuera del acuerdo y, por lo tanto, desprotegidos), Google tendría acceso exclusivo y, más aún, podría fijar el precio de las descargas. (…)
¿Por qué deberíamos preocuparnos en Reino Unido? Porque descargar obras digitales es mucho más fácil que comprar e importar libros físicos (como ya lo hacen los conusmidores británicos desde cualquier parte del mundo). Así, otros libreros se encontrarán atados de manos. A largo plazo será una cuestión de «En Estados Unidos hoy, en Reino Unido mañana», ya que Google es partidario de introducir un acuerdo similiar al de Estados Unidos en Europa.
La carta de Godfray incide en la importancia de clarificar con detalle las implicaciones del acuerdo de GBL, y finaliza con un consejo a los libreros que apunta hacia lo que el caso Google (la digitalización del mundo del libro), representa para el sector editorial: «Pueden siempre cambiar de opinión en el futuro. Pero no hacer nada sería desastroso».
¿Pensarán los profesionales de la edición en España en hacer algo respecto a la digitalización de contenidos?
Julián Chappa dice
Creo que el temor es absolutamente justificado. Parece una muy buena noticia (y tal vez lo sea para ciertos usuarios, por un cierto tiempo) pero a largo plazo creará un monopolio injusto, ya que Google podrá atribuirse derechos de autor de obras que, paradójicamente, hoy no lo tienen y por las que Google no ha pagado un céntimo… Negocio redondo, democracia de contenidos en peligro.