Hay una tendencia indulgente y muy generalizada a confundir las editoriales que tienen mentalidad digital con aquellas que producen y venden libros en digital. Y no es lo mismo.
El propio ministro de cultura y deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, ahondaba en la confusión en su intervención en el reciente Forum Edita:
La manera en la que los editores estáis acometiendo la transición digital es un modelo inspirador para el resto de nuestra economía, tanto en la aplicación a la gran industria como a las pequeñas empresas. Solamente durante el confinamiento, la venta de libros electrónicos creció un 50%.
Con todo mi respeto hacia el señor ministro, me temo que el aumento del porcentaje de ventas de libros electrónicos no se debe a la transición digital de las editoriales, sino a la mentalidad digital de los lectores.
La “transición digital” es un proceso complejo en el que producir ebooks es sólo una pequeña parte; de hecho, una editorial puede tener una estructura digital y producir sólo libros en papel. De la misma forma que las imprentas necesitan digitalizar sus procesos para poder ser competitivas y rentables; serán digitales y jamás harán un ebook.
La digitalización es aún una asignatura pendiente para la mayoría de las empresas del mundo del libro, en todos los sectores: intermediación de derechos (agencias), edición, distribución, librería e impresión.
Que sea ésta una carencia global podría servirnos de consuelo, pero mejor nos iría si, como industria, tomáramos cartas en el asunto.
Procesos digitalizados, herramientas tecnológicas y personal cualificado
Si atendemos a la definición establecida en el Plan España Digital 2025,
La digitalización de la economía pasa por la transformación de las empresas para adoptar nuevos procesos, invertir en nuevas tecnologías y la formación de su personal, aplicar las tecnologías digitales a la transformación de su negocio y lograr así́ un aumento de su productividad, de su competitividad y de su rentabilidad futura.
Esta definición se corresponde con las tres esferas o ámbitos que deben conformar los flujos de trabajo en una empresa digital. Y es aquí donde se define el reto que debemos afrontar como industria, todas y cada una de las empresas de todos y cada uno de los sectores que la componen.
– Es necesario rediseñar los procesos de trabajo para adaptarlos a las nuevas necesidades del mercado, tanto en la cadena de valor como en la cadena de suministro del libro (que son dos conceptos distintos como expliqué en este artículo).
– El rediseño de los procesos de trabajo implica una inversión en la tecnología que permita llevarlos a cabo con eficacia. Las herramientas tecnológicas son indispensables. No se trata de sustituir al hombre por máquinas, sino de dotar al hombre de máquinas.
– Es imprescindible formar al personal para que adquiera las habilidades digitales necesarias para entender y aprehender los nuevos procesos, y para saber aplicar en ellos la tecnología a su alcance.
Como afirmaba José Manuel Anta, director de Fande, también en el Forum Edita 2020,
La industria editorial necesita una estructura digital para poder seguir vendiendo libros en papel.
Es necesaria, imprescindible y urgente la digitalización de la industria del libro para fortalecerse ante los nuevos retos y las nuevas crisis.
Lo que tenga que venir vendrá, pero que nos encuentre fuertes.
Este artículo aparece por primera vez en Actualidad Editorial con el título La transformación digital de la industria del libro significa mucho más que vender ebooks
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