Ando hoy con una sonrisa que ya la quisiera Mr. Smiley. Cuando J.K. Rowling decidió experimentar con la comercialización independiente de su serie Harry Potter, através de la web Pottermore, me hizo ilusión, la ilusión que me hacen todos los proyectos I+D editoriales capaces de aportar alguna luz a esta época de transición. Pero lo que me tiene fascinada es que haya tenido las santas varitas de plantar cara a todo el sistema de comercialización del libro digital, tal como anunció en el lanzamiento de Pottermore.
A pesar de que el sitio Pottermore sigue en beta y no abrirá probablemente hasta abril, ayer estrenó su librería de ebooks. Esto ha significado el lanzamiento de Harry Potter en versión digital, un acontecimiento per se en el mundo del ebook, pero también por las nuevas «prácticas» que incorpora.
1. Pottermore tiene la exclusiva mundial para la venta de Harry Potter en digital.
Nadie más puede venderlo, ni Amazon, ni Barnes&Noble, ni Google, ni Apple. Lo habitual en un caso así sería que a estas megalibrerías les dejara frías la decisión de la autora y que se limitaran a obviar la edición digital, puede que incluso se lo tomaran mal y bloquearan la venta del autor en todos los formatos. Pero la magia de Harry es tal que ha conseguido que tanto Amazon como Barnes&Noble actúen como librerías afiliadas a Pottermore, es decir, que cuando un cliente quiera comprar Harry Potter en ebook lo redirijan a Pottermore —a cambio de una comisión, evidentemente—, quien lo venderá al precio que diga su autora, no al que quieran los libreros. ¡Pottermore estará atrayendo tráfico de Amazon!
Amazon, que está practicando la desintermediación más salvaje, convirtiéndose en editor e impresor, prueba su propia medicina y tiene que permitir que un autor lo «desintermedie».
2. La versión digital de Harry Potter se vende sin DRM, sólo con marca de agua (o DRM social)
Cuando un cliente compra un libro en Pottermore, puede escoger entre descargar el archivo o transferirlo a la cuenta de su aplicación de lectura (Kindle, Nook, Google, Sony… De momento no hay acuerdo con Apple). Al archivo descargado se le incorpora entonces una marca de agua con los datos del comprador, es decir, se asocia el libro con la identidad de la persona que lo compró. Esto significa que el comprador puede leer en cualquier plataforma, pero que si sube un libro a una web de archivos compartidos (o sea, de libros pirateados) será rápidamente identificado por el propietario del copyright.
Los resultados serán muy interesantes a la hora de dirimir la eterna cuestión sobre la necesidad del DRM para eludir la piratería.
Sin embargo —y aquí se me tuerce la sonrisa—, leo en The Digital Reader que lo del DRM social no es tal como lo pintan en Pottermore. Por lo que parece, al transferir el libro a la plataforma Kindle ésta le incrusta su propio DRM. Y no por iniciativa de Amazon, sino según esta empresa, a petición de Pottermore
All titles that are pushed wirelessly from Pottermore to Kindle, or to other retailer’s eBook services and readers, are DRM encrypted at Pottermore’s request.
Por lo que se aconseja descargarse el archivo y luego subirlo a la aplicación de lectura deseada, en vez de dejar que sea el sistema quien lo transfiera.
De momento, los libros digitales de Harry Potter sólo se venden en inglés (¡dos versiones, británica y norteamericana!), pero en Pottermore se anuncia que pronto estarán disponibles en español.
Pra más información:
JK Rowling crea un portal para comercializar Harry Potter en formato digital
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