La colaboración de Ediciona en la organización de To be continued nos está sirviendo para reflexionar sobre cómo se articulará en un futuro próximo el negocio de la edición.
To be continued es un concurso de novela ilustrada en colaboración, es decir, una novela que está siendo escrita e ilustrada a 15 manos. Pero además es el germen de una comunidad de personas involucradas en el desarrollo de una historia, personas que están dando su propia visión a través de videos de producción propia y ajena, de imágenes, de música, además, claro de está, de aportar sus propuestas para continuar la novela.
Nuestra intención es publicar una novela de la forma convencional bajo un sello editorial convencional (Roca editorial). Y también un libro digital. Y una serie en print on demand en la que cada uno de los participantes pueda publicar la novela con el final que él le hubiera dado, uniendo su nombre al de los prestigiosos escritores que habrán ido colaborando en ella.
Pero el verdadero reto está en cómo aprovechar, presentar y difundir esos contenidos audiovisuales que orbitan alrededor del texto, de procedencias distintas, que en ocasiones lo completan y en ocasiones lo obvian, dotados de sentido propio. La primera intención es, desde luego, la publicación de un libro enriquecido; la segunda, la creación de una aplicación para tablets que sea un libro en sí misma, un “libro aplicación”. Esta última ya es un reto en sí misma, y nos dará la oportunidad de experimentar nuevas formas de presentación de múltiples contenidos ligados a un núcleo de texto. O quizá de experimentar nuevas formas de desligar contenidos de un núcleo de texto sin que pierdan un hilo conductor.
La experimentación con nuevos formatos, nuevos contenidos, nuevas formas de distribución y promoción, y nuevos modelos de negocio, es imprescindible para poder afrontar el futuro de la edición con ciertas garantías de supervivencia. En España se experimenta muy poco -no voy a entrar aquí en las causas y razones que dan los propios editores, porque el tamaño de los argumentos daría para otro post-, y curiosamente muchas de las innovaciones en formatos y promoción vienen de la mano de autores sin editor. Y otras veces se experimenta sin ton ni son, algo a lo loco, como sin un plan de acción previo.
Experimentar no ha de ser caro. Ni arriesgado. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en Cory Doctorow, quien de forma unilateral, es decir, sin la participación de un editor, decidió republicar un compendio de antiguos relatos suyos: el proyecto With a little help.
«Decidí regalar los libros digitales (como ya había hecho con otros libros míos); vender una variedad de libros impresos con diferentes cubiertas (la red hizo fácil contactar con artistas amigos para el diseño de las cubiertas y trabajar con ellos a larga distancia); y hacer una edición súper limitada de 250 ejemplares, cosidos a mano, con tapa dura y con toda clase de cosas premium: una tarjeta SD introducida en la cubierta con el audio libro y el texto completo y guardas únicas hechas con papeles efímeros de valor sentimental donados por docenas de amigos escritores de todo el mundo.
El audio libro fue leído por actores de tres países, y editado por talentosos ingenieros de Washington con lo que yo había trabajado (regalo las descargas y vendo los CDs en Lulu.com).
Hay un montón de cosas excitantes que se pueden hacer con el print on demand, por ejemplo, si encuentras un error tipográfico y me lo envías, lo corregiré y añadiré un pie de página mencionándote, y tú podrás comprar un ejemplar que contenga tu nombre (lo llamo, en broma, «la monetización de los errores tipográficos»).»
Cory Doctorow dice que, además de haber aprendido mucho, ha ganado dinero. ¿Alguien se atreve por aquí?
Alvi dice
Totalmente de acuerdo, y creo que es lo realmente necesario. Hay que crear proyectos e interés para financiarlos. Mucha experimentación, mucha. A mí me encantaría hacerlo con los clásicos…
Arantxa Mellado dice
…y también encontrar financiación, que a veces es más difícil que idear