Continuamos resumiendo y traduciendo lo que el informe Ser traduït o no ser, gestionado y elaborado por el Institut Ramon Llull y el Pen club de España, aporta sobre la figura del traductor en varios países.
Alemania:
Alemania es el país del mundo que más traducciones publica. Los alemanes son muy conscientes de que no existiría una comunidad literaria internacional sin traducciones, y que las traducciones al alemán han permitido incluso que algunos escritores de Europa del este hayan sido conocidos en el resto del mundo.
«Algunos de los mejores escritores de Alemania han heredado la tradición de producir traducciones de calidad y han asumido el reto de traducir obras de literatura, esencialmente de rescribir los libros de otros autores para presentarlos a un público más amplio,» ayudando, por otro lado, a configurar la imagen de la traducción. En Alemania, las traducciones literarias se consideran una forma de arte más que un trabajo mecánico.
[…] Actualmente, los editores y los traductores debaten sobre los desequilibrios que hay entre la formación que se exige a los traductores en Alemania y las compensaciones que reciben de las casas editoriales. La media de los traductores literarios no cobra lo suficiente para vivir de su actividad. Raramente percibe más de 15-20 euros brutos por página traducida, con una media de 100 páginas traducidas al mes.
[…] En un intento reciente de mejorar la situación de los traductores literarios, se ha interpuesto un pleito en nombre de los traductores contra los editores. Los traductores implicados en este litigio piden participar en los ingresos en concepto de ventas de los libros que se han traducido, alegando que tienen derecho a una participación independientemente de la edición del libro.
[…] Los traductores ya consiguieron una pequeña victoria cuando el tribunal de distrito de Munich decidió que, además del pago inicial por la traducción del libro, los traductores tienen derecho a un determinado porcentaje de los beneficios de las ventas a partir del primer ejemplar vendido. Este tanto por ciento va del 0,5 al 2 %.
Algunos editores criticaron esta decisión judicial, porque según ellos va en detrimento de la variedad del mercado alemán del libro. Según los editores alemanes, obligarles a pagar a los traductores un tanto por ciento de los beneficios reducirá los recursos que podrían dedicar a otros libros. En consecuencia, no podrán traducir o publicar otros libros que lo merecerían.
En conclusió, […] la situación general de los traductores ha mejorado, y algunos editores han comenzado a incluir sus biografías en los catálogos y a poner su nombre en la cubierta del libro.»
China:
El clima de aceptación de la escritura literaria en China es más favorable desde el final de la Revolución Cultural (1970) y con la apertura al mundo del país a través de las reformas económicas. Sin embargo, pese al interés de las nuevas generaciones por la literatura occidental, hoy en día la traducción literaria ya no se considera tan prestigiosa como antes de la revolución.
Dos son las razones de esta pérdida de prestigio:
Por un lado, «la traducción se ha comercializado excesivamente. Se traducen muchos libros, pero no por su valor literario, sino porque son best-sellers en Occidente».
Por otro lado, «los traductores y los editores no siempre tienen una buena competencia lingüística del chino y, en general, no tienen una formación tan sólida como los de antes de la Revolución. Trabajan más por razones comerciales que por el interés literario. Sin embargo, algunos traductores son muy profesionales y sus traducciones tienen una calidad literaria muy alta». Esto hace que las traducciones al chino sean muy desiguales.
«Hay pocos escritores literaios o poetas de éxito que se dediquen también a la traducción literaria.»
Francia:
Casi una tercera parte de las obras literarias publicadas en Francia está traducida de una lengua extranjera.
«El traductor, tanto literario como técnico, tiene la consideración de autor, de profesional, cuyos derechos y deberes están garantizados por diversas asociaciones y sindicatos», así como por el Code des usages de la traduction littéraire (Código de usos de la traducción literaria).
Según esta ley, el pago que percibe el traductor por su trabajo se considera un anticipo sobre los futuros derechos derechos de autor. Una forma de garantizar que el traductor cobrará un precio mínimo es negar al editor la subvención que concede el gobierno a la traducción si paga a aquél menos de 17 euros la página; darle el 50 % si los remunera entre 17 y 20 euros, y premiarle con el 60% del importe si paga más de 20 euros la página.
El propósito de dicho código, «que reconoce el trabajo del traductor como una profesión específica y autónoma, es mejorar su situación material y social y promover la calidad de la traducción de las obras extranjeras publicadas en Francia».
César Elguera Guevara dice
Me interesaría poder recibir su Newsletter.
Gracias.
Teacher-Translator
María lópez dice
Hola, me gustaría saber de qué fuente procede la información, concretamente la de Alemania. Me sería de gran ayuda para un trabajo de la universidad.
Gracias