Es pronto aún para hablar sobre la edición post-Covid 19, ni a corto ni a largo plazo. De momento tan sólo podemos hablar de los efectos de la pandemia durante las semanas del estado de emergencia.
Con el confinamiento de los ciudadanos y el cierre de librerías y bibliotecas, lo que sabemos hasta ahora es que muchos lectores han empezado a leer en digital, lo que demuestra que a la gente le importa el formato menos de lo que parecía y que lo que quiere es LEER:
– Ha subido la venta de libros electrónicos (un 50%)
– Han aumentado los suscriptores a las plataformas de suscripción de ebooks (253%) y audiolibros (145%)
– Han crecido los préstamos digitales de bibliotecas un 265%
Al menos, la caja de las editoriales no va a estar a 0.
Pero también han aparecido las primeras cifras del desastre: Caída en picado de las ventas de libros en papel. Un 84% según Nielsen ScanBooks.

Gráfico extraído del artículo publicado en Publishnews por Lorenzo Herrero (2 de abril de 2020)
¿Y cómo lo están pasando las editoriales?
Entre regular, mal y muy mal, según el tamaño y su grado de independencia respecto a grandes grupos.
Por lo que se deduce de la encuesta publicada por Sergio Vila-Sanjuán en La Vanguardia a 11 editoriales y 4 grupos editoriales, estas semanas están siendo muy duras para unos y una especie de banco de pruebas para otros (léase Grupos editoriales).
A algunos la crisis les ha pillado con la liquidez suficiente para no tener que solicitar un ERTE y/o un crédito, al menos de momento, pero la mayoría de las editoriales se encuentra en una posición delicada.
Las declaraciones de Blanca Rosa Roca, directora de Roca Editorial, siempre clara y transparente, resumen muy bien la situación del común de las editoriales:
Supongo que, como otras editoriales, y más las independientes, nos enfrentamos a una situación económica delicada; hemos pedido un ERTE para la reducción del 50% de la jornada y también un crédito del ICO. Las fechas para todo el sector del libro son las de más facturación, junto a la época navideña por Sant Jordi y las ferias del libro en muchas ciudades.
Tenemos muchos de los libros de Sant Jordi en el almacén, sin poder salir, pero hay que pagar la impresión, y como otros editores hemos pedido aplazar pagos. Desde el 13 de marzo estamos ya teletrabajando.
[…] Es una crisis en casi todos los sectores, pero las pymes, las editoriales independientes de nuestro sector, lo vamos a pasar peor, la falta de ventas de dos o tres meses son difíciles de recuperar. Hemos de pensar que la crisis del 2008 llegó tarde al sector del libro, pero fue de mucho calado y todavía no se ha recuperado el nivel de facturación de antes de la crisis.
Cambios en la programación editorial
Siguiendo con los datos de la entrevista de Vila-Sanjuán, todas las editoriales coinciden en los cambios que se han visto obligados a hacer en la programación editorial, y los que aún les quedan por hacer.
Por una parte porque lo que toca en los próximos meses es vender lo que se imprimió para los lanzamientos de Sant Jordi / Día del libro, que aún se encuentra en el almacén.
Esto implica detener la producción de los libros que estaban previstos para la campaña de verano y posponer su lanzamiento a otras fechas, puesto que
(a) continuar con el plan de edición implica más gasto de impresión, y casi todos deben ajustar costes,
(b) se agolparían las novedades en las librerías, por lo que se acabarían perdiendo ventas. No olvidemos que el lector va a tener si cabe menos capacidad adquisitiva ahora que antes, y no va aumentar sus compras por mucho que se multipliquen las novedades, y
(c) no tiene ningún sentido, comercialmente hablando, concentrar en un periodo corto lanzamientos que, escalonados, rentan mucho más.
Así que más vale modificar el plan de edición, mover nuevos títulos de mes o de año, y sacar cuando el confinamiento acabe lo que tendría que haber salido en abril y mayo.
A no ser que haya ferias. La incertidumbre sobre la celebración en 23 de julio de Sant Jordi, y en octubre de la Feria del Libro de Madrid, tampoco ayuda a fijar un plan de edición para 2020.
Entre el 20 y el 30% de las ventas anuales del sector se concentran en estos dos eventos literarios. Si al final se celebran (personalmente, tengo serias dudas), algunos editores aumentarán de nuevo el número de títulos reprogramados para este año.
Pero probablemente con tiradas más cortas, ya que la afluencia de público será seguro más reducida, pues andaremos todos con miedo a las aglomeraciones y mucho nos quedaremos en casa.
Si se decide anular definitivamente ambas citas, habrá que dar un último repaso a la programación editorial.
Pensemos que, también probablemente, se restringirán las presentaciones de libros y todos los eventos relacionados con los lanzamientos, así que habrá que seleccionar muy bien qué se vende ahora y qué se guarda para el año que viene.
Hoy es Sant Jordi. En Cataluña la gente estamos comprando libros a esos libreros que han sacado lo mejor de sí mismos para salir adelante. Según me cuentan, las ventas a lo largo de la semana no están yendo tan mal teniendo en cuenta las circunstancias. Sin embargo, no será ni de lejos un Sant Jordi normal, de esos que dejan en caja el 20% de los ingresos anuales.
De momento, incertidumbre
Este artículo fue publicado originalmente por Arantxa Mellado para Actualidad Editorial
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