El “síndrome del bestseller”, término que encuentro utilizado por Leonard Shatzkin[1], lleva décadas afectando a las editoriales de todo el mundo, a las grandes y a las pequeñas, pero sobre todo a los grandes grupos. Viene a ser una obsesión por los superventas que hace que el negocio editorial gire entorno al pelotazo (u “operación económica que produce una gran ganancia fácil y rápida”).
Tal es la relevancia que la cultura empresarial del bestseller ha adquirido en la industria editorial que, en su artículo “The power of Penguin Random House”, Thad McIlroy propone una calificación de la importancia de los grupos editoriales no sólo por sus ventas totales, sino por la cantidad de bestsellers que acumulan anualmente.
Según el siguiente gráfico, Penguin Random House tiene una cuota de mercado del 14,1% en EEUU. Un 38,1% en relación a los Big 5 (PRH, HarperCollins, Simon&Shuster, Lagardère y Macmillan).
Fuente: “The power of Penguin Random House”, Thad McIlroy, 2020
En cambio, en la ratio de bestsellers publicados por los Big 5, PRH tiene una cuota media del 33,8% (un 39,7% en tapa dura y un 27,8% en tapa blanda).
Teniendo en cuenta que los cinco grandes grupos publicaron en 2019 el 92,5% de los bestsellers de EEUU, se ve que PRH tiene en su haber un tercio de los superventas del país.
Fuente: “Breaking down the bestsellers of 2019”, Liz Hartman. Publishing Perspectives, 17 de enero de 2019.
La razón de la superioridad numérica éxitos de Penguin Random House no radica sólo en que la editorial pague más que nadie (que también influye), sino en que tiene la mejor red internacional de distribución en lengua inglesa en Norteamérica, Europa y Latinoamérica. Por eso es un imán para autores superventas como Barak y Michelle Obama
De la misma forma que dinero llama a dinero, bestseller llama a bestseller.
Según la tesis de Thad McIlroy, a la hora de vender sus derechos, autores y agentes literarios deberían considerar en primer lugar a PRH, e incluso rebajar el importe del adelanto, pues las posibilidades de recuperarlo con las ventas de los royalties son muy altas.
La polémica del monopolio del bestseller está servida.
[1] Leonard Shatzkin, en su libro In Cold Type, hace referencia al “síndrome del bestseller que ahora es tan frecuente en la edición de libros” y a la “odiosa fijación por los bestseller que invade la industria [editorial].”
Cita tomada del artículo de Thad McIlroy “The power of Penguin Random House”
Este artículo fue publicado por primera vez en Actualidad Editorial con el título Juzgando la editorial por sus bestsellers
Letras de encuentro dice
Sin duda, cualquier editor sueña con fichar un libro que se convierta en bestseller. Igual que casi todos los escritores de hoy en día desean pegar el «pelotazo» que mencionáis. Llegar a miles y miles de personas (aunque en el caso de las editoriales del artículo probablemente sean cientos de miles de lectores) con un único libro debe ser fantástico. El problema llega cuando las editoriales vuelcan todos sus esfuerzos en conseguir ser la editorial de los bestseller, porque en la actualidad solo figuras públicas pueden conseguir vender un gran volumen de libros. ¿Deja eso espacio entonces para las nuevas voces, para escritores a los que no les gustan las redes, para autores que se dedican a escribir textos no tan comerciales? Solo hay hueco para ellos en editoriales pequeñas y a través del mundo de la autoedición.