Fundada en 1875, Library Journal es la revista más antigua y respetada en EEUU sobre el mundo de las bibliotecas. En 1909 publicó un curioso artículo firmado por Harold Klett titulado «Don’t», en el que se enumeraban 30 acciones que no había que hacer con los libros.
Muchas de ellas han quedado obsoletas, sobre todo las relativas a la encuadernación y cortado manual de las páginas, así que copiamos aquéllas que siguen vigentes.
La mayoría son verdades como puños, otras se podrían discutir.
1. No leer en la cama (muy discutible).
2. No escribir notas al margen, a menos que se trate de un Coleridge (también discutible).
3. No doblar las puntas de las hojas.
4. No garabatear vuestro interesante y precioso autógrafo en la página del título.
5. No chuparse la yema del dedo para pasar de página.
6. No leer comiendo.
7. No dejar caer la ceniza del cigarro sobre el libro, y mejor aún, no fumar leyendo, perjudica la vista.
8. No arrancar de los libros los grabados antiguos.
9. No colocar los libros abiertos boca abajo, como suele hacerse cuando se interrumpe momentaneamente la lectura, en vez de cerrar el libro después de haber puesto una señal.
10. No secar hojas de plantas dentro de los libros.
11. No sujetar los libros por una de las tapas.
12. No estornudar sobre las páginas.
13. No comprar libros sin valor.
14. No limpiar los libros con trapos sucios.
15. No tener los libros encerrados en escritorios, cómodas o armarios: necesitan aire.
16. No arrancar los mapas ni las láminas de los libros.
17. No usar los libros para afianzar las patas de las sillas y las mesas cojas.
18. No arrojar los libros a los gatos ni a los niños.
19. No forzar los libros abriéndolos totalmente.
20. No dejar que los libros se humedezcan.
21. No olvidar estos consejos.
Martín Higa dice
¿Por qué no se puede doblar las puntas de las páginas o escribir tu nombre como propietario? Lo de los dobleces tal vez porque deteriora el papel, pero ya está demostrado que de por sí la materia prima utilizada para los libros desde hace varias décadas es de menor calidad y con el tiempo se desintegrarán. Lo del autógrafo sí es absurdo, sobre todo para aquellos que hemos sufrido robos o préstamos sin devolución.
ediciona dice
Si poner el nombre en los libros sirviera de algo…
A los que crean bibliotecas «prestadas» lo del nombre les deja fríos.
Eme Punto dice
Cualquiera de estas acciones es discutible: nada mejor que algunos tochos para calzar esa mesa del comedor que no acaba de quedar estable; y estornudar, comer leyendo o la lectura en la cama son cosas tan humanas como mundanos deben ser los libros. Y luego está lo del préstamo, que como decía un refrán que oí porahí una vez: «los libros tienen su orgullo, quendo los prestas ya no vuelven jamás». Será que se sienten ultrajados… discutible o no, lo del autógrafo sirve de poco…
ediciona dice
Vale que hay libros que merecen calzar mesas cojas, prensar flores, servir de pañuelo o incluso de mantel, pero pertenecen a la categoría «obras que nunca debieron ser impresas».
Yo creo que la lista de «Don’t» se refiere a los libros que merecen la pena, a esos que prestas con un suspiro y el corazón encogido por la despedida. A esos, ni toserlos.
susana forte dice
No dejar los libros importados en la aduana.Retirarlos lo antes posible, antes de que se
los coman las ratas…..