En el marco del primer día de la Feria de Frankfurt, ayer se celebró, por primera vez en Europa, la TOC (Tools of Change Conference – Conferencia sobre las herramientas para el cambio). Como era de esperar, los usuarios de Twitter hicieron una magnífica cobertura del evento al segundo, y nosotros aprovechamos para traducir y difundir lo que nos parecía más interesante. Uno de los aspectos que más controvertidos fueron las declaraciones de Cory Doctorow acerca de la piratería y el DRM .
Frases como «los defensores del DRM son los auténticos piratas» corrieron como la pólvora por la twitter esfera. La descripción del DRM libre como «sin restricciones» y no como «desprotegido» fue retwitteada hasta el hartazgo.
Pero una de las intervenciones más comentada fue la de Brian O’Leary sobre el efecto «positivo» de la piratería en la venta de libros digitales. The Bookseller publica un interesante artículo al respecto que traducimos y reproducimos:
Durante un año, la consultoría Magellan media midió el impacto de la piratería peer-to-peer (archivos compartidos, p.ej. e-mule) en títulos publicados por la editorial norteamericana O’Reilly. En la TOC de Frankfurt, Brian O’Leary, responsable de la consultora, reveló que mientras que los libros no pirateados (digitales y en papel) mostraban una tendencia a la baja después del primer pico de ventas, los títulos pirateados mostraban un segundo pico cuando eran pirateados. Entre la semana 19, tiempo medio en que los libros se pirateaban, y la semana 23 (cuando se produjo el segundo pico de ventas), éstas subieron un 90%.
O’Leary afirmó a The Bookseller: “Lo normal es, si la piratería tiene como efecto a reducción de las ventas, que la curva descendente que empezó antes de que los libros fueran pirateados descendiera aún más rápido como consecuencia del acceso de la gente al contenido digital. Suponíamos que no descendería, pero no esperábamos que hubiera un ascenso. Lo que vimos no fue una subida, sino una subida muy pronunciada.”
La muestra de libros sujetos a la prueba no era muy amplia ( de 66 libros se piratearon 21 y no se piratearon 45), y o’Leary afirmó que su intención era convencer a otros editores para llevar la investigación más lejos.
O’Leary planteó la hipótesis de que los títulos O’Reilly fueran más afectados por la piratería que los de los editores literarios, porque no llevan DRM y porque van dirigidos a una audiencia «técnicamente muy sofisticada». Y concluyó diciendo: «no estamos a favor de la piratería, creemos en el valor de la propiedad intelectual. Pero si el contenido pirateado nos ayuda puede convertirse en una opción viable de marketing».
¿El fin justifica los medios?
Deja una respuesta