Me sucede cada vez que, en un curso o una conferencia, intento ilustrar el avance del comercio electrónico de libros con las gráficas del Informe sobre el comercio interior del libro en España: he de reconocer ante los presentes, la mayoría de las veces editores curtidos, que me confunden los conceptos que ellas se detallan. Y hasta ahora nunca nadie ha levantado la mano para aclararme esas dudas.
Se trata de un problema de terminología en unos casos y de falta de acotación en otros.
El error terminológico más claro está en el uso sistemático de “editado” en vez de “publicado”. Precisamente no es uno de los términos que inducen a confusión, pero se trata de un error que habría que corregir. Publicar (hacer público) significa poner un libro a disposición del lector, ponerlo a la venta a efectos del Informe. Editar es la acción de preparar el contenido de un libro para su publicación. Así pues, el Informe debería referirse siempre a los títulos publicados y no a los títulos editados.
Los conceptos confusos los encontramos sobre todo en la edición digital y en sus canales de distribución y venta, aunque hay otros que no mencionaré por no alargar demasiado este artículo.
1. “Títulos editados” (es decir, publicados) y “títulos comercializados”. De las cifras deduzco que a “editados” corresponden los nuevos títulos digitales publicados en 2015, y que “comercializados” se refiere al total de títulos digitalizados a la venta. La nota de prensa que acompaña el informe lo confirma refiriéndose a estos últimos como “catálogo de libros”, lo cual se corresponde con la gráfica de magnitudes del libro impreso, en la que se habla de “títulos en catálogo” (¡unifiquemos criterios, por favor!).
Salvada la parte terminológica, me encuentro con que las magnitudes también son confusas. Si en 2013 había un catálogo de 122.280 libros digitales, y en 2014 se publicaron 39.982 nuevos títulos en ese formato, ¿cómo es que el catálogo de 2014 era de 167.901 títulos? 122.280 + 39.982 = 162.262. ¿De dónde salen los 5.739 títulos restantes? El mismo descuadre se aprecia en 2014 y 2015. Seguro que hay una razón lógica que lo explique, y sería muy útil que en el Informe definitivo se explicara el origen de estas cifras.
2. Gráfico sobre formatos (supongo que se refiere al porcentaje en los tipos de archivos digitales publicados). Dejando al margen el error de diseño (la enorme sangría y la repetición de los encabezados de columna con los años), hay dos asuntos que no quedan claros:
¿Qué formato es “pizarra digital”?
¿Por qué la suma de los porcentajes arroja cifras superiores al 100% en todas las columnas?
3. La terminología utilizada en el gráfico de Canales de distribución/venta es la que más me confunde. Me temo que este punto es como el traje del emperador, del que todos dudan pero sobre el que nadie se atreve a preguntar.
– «Venta a través de plataformas específicas de distribución digital (e-distribuidores)» es el apartado que engloba lo que, a mi modo de ver (y por asimilación con la terminología utilizada para los canales del libro impreso), son el equivalente a grandes superficies y cadenas de librerías en libro impreso. ¿Por qué aquí se las trata de e-distribuidoras?
E-distribuidores son Libranda, Bookwire, eLibro, DigitalBooks, etc. Ninguna de estas plataformas realiza ventas (que es lo que este gráfico computa computa), sino que llevan los metadatos y los archivos digitales a los puntos de venta. Los puntos de venta son librerías, plataformas de venta de aplicaciones (libros-aplicación) y plataformas de lectura por suscripción.
– Las plataformas creadas por la propia editorial/conjunta con otras editoriales, ¿son las de lectura por suscripción? Y si no, ¿cuáles son?, ¿megustaleer.com de PRH y PlanetaLibros de Planeta (ambas de venta por afiliación)? Si es así, ¿cómo se distinguen de las ventas en la «página web de la propia editorial»?
– ¿Por qué las grandes librerías on line no se consideran «librerías» sino «plataforma comercial genérica»?
Por ejemplo, Casa del Libro sólo vende libros. ¿Está dentro de ese apartado «general» porque con la firma Tagus proporciona contenidos a otras librerías? Si es así, ¿a qué corresponde su 7,3%, a sus propias ventas o a las que hace a través, por ejemplo, de El Corte Inglés?
Dicho lo dicho, y siendo el concepto de la distribución digital casi un clon del de la distribución en papel, ¿no sería más sencillo hablar sólo de canales de venta?
Es posible que para algunos las respuestas estén muy claras y que si por ellos fuera me inscribirían en el Campamento de Verano de la Edición – curso para principiantes. Pero como sé que somos legión los que tenemos las mismas dudas, y el campamento no existe, ¿sería posible que en la versión final del informe sobre Comercio interior y Exterior se incluyeran ciertas aclaraciones?
De verdad que lo agradecería.
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