Los libros digitales, que cada vez llegan con más fuerza en nuestro país, y que también han promovido la enseñanza con proyectos como 1×1, significan una promesa para las personas que tienen dificultades de lectura de la letra impresa.
El libro impreso puede presentar barreras a varias personas, bien porque tienen dificultades sosteniendo el libro físico o para pasar páginas, bien porque son personas ciegas o con baja visión (entre ellas un gran número de personas mayores) que no pueden percibir las letras de forma clara, o bien porque un trastorno de aprendizaje como dislexia o TDAH les dificulta una lectura concentrada. El libro digital, mediante el ordenador o el dispositivo de lectura, se puede adaptar más fácilmente a las necesidades y preferencias del lector y ofrecer controles accionables con diferentes botones hechos a medida, con cambios de tipografía y colores, o incluso presentando la información en Braille o voz sintetizada. Otras adaptaciones, relacionadas con el contenido, como la simplificación del texto con pautas de lectura fácil o lenguaje llano, son más difíciles de automatizar y no están tan relacionadas con el hecho de que el libro sea impreso o digital. En algunos casos, el entorno digital puede facilitar el acceso a diccionarios en línea o a herramientas de apoyo para citas o bibliografía. Así, algunos países han establecido iniciativas importantes para garantizar, especialmente en la enseñanza, la provisión de libros digitales.
Ahora bien, desgraciadamente, no todos los formatos digitales ni todos los programas o hardware de lectura garantizan una adaptación satisfactoria, especialmente cuando se mezclan elementos de gestión de derechos digitales que impiden la transformación o incompatibilidades con las ayudas técnicas. Por eso en muchos países se ha adoptado como base de las políticas de inclusión el formato DAISY. El formato DAISY nació como alternativa a los libros audio para ciegos dentro del ámbito de la biblioteca nacional TPB (Talking Books and BRAILLE ) en Suecia, en 1994; despertó mucho interés por otros colectivos y fue gestionado por un consorcio internacional en el año 1996, y actualmente (2012) ha pasado a formar parte integral del nuevo estándar EPUB3.
EPUB3 o DAISY es un formato que prevé una estructura navegable del libro que permite avanzar fácilmente por las páginas o las secciones, que combina texto y voz de forma sincronizada, y que está pensado para resaltar la frase o palabra leída y así facilitar la concentración. Además, DAISY promueve la inclusión de imágenes con una descripción alternativa, permite las fórmulas matemáticas escritas en MathML y facilita la inclusión de material multimedia con subtítulos y audiodescripción.
En este primer artículo sobre libros accesibles, introduciremos la política que siguen los Estados Unidos para garantizar que los estudiantes de primaria y secundaria pueden acceder a sus libros de texto, como muestra de los diferentes aspectos a tener en cuenta en una política de accesibilidad y de la importancia de una buena planificación para rentabilizar los esfuerzos de todos los agentes implicados, y sobre todo un resultado satisfactorio para los estudiantes con necesidades especiales. En el año 2004, se aprobó en Estados Unidos la ley federal Individuals with Disabilities Education Improvement Act (IDEA), de 3 de diciembre, que creó el marco legal para construir una infraestructura de apoyo a la edición de material alternativo. IDEA además es una de las primeras legislaciones de discriminación positiva con una visión actual y bastante amplia de los colectivos beneficiarios.
Ilustración 1. http://aim.cast.org/learn/accessiblemedia/allaboutaim/where. Publicada con permiso de los autores.Consultada el 30 de junio de 2012. |
IDEA establece como formato accesible una versión simplificada de DAISY, el National Instructional Materials Accessibility Standard (NIMA).
El primer puntal de IDEA es la obligación de los editores de libros de texto de educación obligatoria de proveer una versión de sus textos en NIMA bajo petición. De hecho, lo que proveen los editores es la parte textual de NIMA para que después se puedan hacer versiones en audio, braille u otros.
El segundo puntal es la creación del NiMAC, un organismo que procesa los libros recibidos para crear su versiones adaptadas y funciona como repositorio de los libros entregados por los editores, y de las versiones ya adaptadas. En algunos casos, la adaptación corre a cargo del centro de enseñanza, quien, posteriormente, envía el resultado a NiMAC.
IDEA también establece qué organismos certifican la elegibilidad de los estudiantes de disfrutar de las versiones adaptadas de los libros. El estudiante pagará el libro a precio de mercado (al precio de la versión impresa), comprometiéndose a no hacer difusión de la versión digital recibida.
Y finalmente también establece cómo los centros de enseñanza o el estado (SEAS and LEAs ) gestionan las peticiones de libros a las editoriales y/o NiMAC. Idealmente estas peticiones se harán en el momento de decisión/adquisición de los libros de texto, pero a menudo se hacen en el momento de identificar la necesidad y de forma un tanto precipitada.
La realidad es que a menudo, a pesar de esta infraestructura, no se disponen de los ficheros de los libros necesarios y hay un trabajo humano importante que retrasa las entregas. Actualmente se está trabajando en establecer indicadores de calidad, hacer un seguimiento y tomar acciones correctoras.
Como conclusión, podemos decir que el libro digital permite superar muchas barreras, pero que para hacerlo hay que poner en juego muchos requerimientos técnicos, organizativos, económicos, e implicar a todos los agentes relacionados con la lectura. En nuestro país la adopción de procesos de edición para el entorno digital es lenta y hay todavía un desconocimiento muy grande de las necesidades especiales de algunos usuarios.
Artículo de Mireia Ribera Departamento de Biblioteconomía y Documentación Universidad de Barcelona (ribera@ub.edu)
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