El trueque es un sistema de intercambio y negociación que ha existido desde siempre: tu mujer por mis camellos, tu cromo de España 82 por mis chocolates suizos, tu petróleo por mi infraestructura y así. Sin embargo, más de uno estará de acuerdo con quien afirme que el acto de intercambiar libros va mucho más allá de los usos y costumbres mercantiles de nuestra civilización.
Poner en manos de otra persona un objeto con el que hemos gozado, sufrido (o ambas cosas a la vez), es una manera de abrir ventanas imaginarias en mentes ajenas. Claro está que una cosa es envolverse en las románticas novelas de Charlotte Brontë y otra, muy distinta, pisar tierra y cavar fondo con Fedor Dostoyevski. En todo caso, siempre existe un común denominador: compartir la experiencia de lectura.
Para quienes gustan del intercambio libresco, sitios web como BookMooch, What´s on my bookshelf, Readers United o Read it Swap it, ofrecen ampliar las fronteras bibliófilas de nuestra ciudad, país y continente. El sistema es sencillo: cada usuario pone a disposición pública los libros que desee intercambiar, y así acumula los puntos que luego le permitirán acceder a los libros puestos en estantería por otros miembros de la comunidad. Los libros requeridos serán enviados por sus dueños vía correo postal. Una vez leídos, quedan a disposición del nuevo dueño, quién decidirá si vuelve a ponerlos “en el ruedo”.
¿Nuestra recomendación? La posibilidad de hacer búsquedas por idioma y países (816 títulos disponibles en España), el tener acceso a comentarios de los lectores y reseñas especializadas de cada libro, además de un diseño bastante funcional, inclinan la balanza a favor de BookMooch.
Discutir sobre las diferencias entre los libros electrónicos y los de papel se ha convertido en un tema recurrente entre los profesionales del sector editorial. Si los ebooks tienen la gran ventaja de ser más portátiles, el intercambio de libros reivindica la idea del libro como objeto de placer cuya experiencia trasciende todo tiempo y espacio.
elena dice
Muy buena idea la de poner en circulación e intercambiar libros que uno tiene en casa. De todos modos, a algunos quizá les cueste un poco entregar un libro, porque cada uno tiene un significado especial para su dueño, una historia, un recuerdo. Habrá que hacer acopio de desprendimiento. Que tampoco es mala cosa.
Un saludo
Maricarmen dice
Tienes razón, Elena. Hay libros de los cuales uno no quiere desprenderse jamás…. salvo hermosos actos de generosidad y cariño que seguro más de uno hemos tenido al dejar una primera edición o un libro favorito a alguien muy querido.
Saludos