A través del blog Syntax of Things nos enteramos de una curiosa historia publicada por The Chronicle of Higher Education:
“Princeton University Press ha recogido todas las copias de uno de sus títulos de primavera tras descubrir más de 90 errores gramaticales y de ortografía en la obra de 245 páginas. El libro Cop in the Hood: My Year Policing Baltimore’s Eastern District, de Peter Moskos, fue publicado el jueves pasado con un tiraje inicial de 4.000 copias”.
¿Qué pudo haber pasado? ¿Una editorial como Princeton University Press no tiene un buen corrector? ¿El corrector estaba pasando por un mal momento? ¿El texto entregado por el corrector no fue revisado con el suficiente rigor? ¿Se hizo la maquetación a partir de un archivo que contenía una versión anterior al texto final?
Sea cual sea la respuesta, el fallo indica que ha habido un descuido en algún proceso de control de calidad del trabajo con el texto.
Esta experiencia pone en evidencia algo que quizás como lectores del común nunca nos hayamos planteado: para que podamos leer el libro que en algún momento tenemos en nuestras manos es necesaria la intervención de muchos profesionales —scouts, agentes literarios, editores, lectores, traductores, correctores, ilustradores, diseñadores gráficos, maquetadores, documentalistas, encargados de prensa, distribuidores, etc.—. Muchas personas han contribuido con sus conocimientos y destrezas al desarrollo de un largo proceso de producción para que luego nosotros podamos decir tan tranquilamente: “mira, el otro día me he comprado este libro en tal lugar”.
Aparte del libro, del punto de venta y del autor hay un montón de entidades invisibles cuya intervención hace que el acto de la lectura sea posible.
En ediciona.com queremos contribuir a que el trabajo de los profesionales que participan en el proceso de producción editorial salga a la luz y a que reciba el reconocimiento que se merece.
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