Elisabeth Nogales y el plagio: triste trending topic para la ilustración

A la izquierda: imagen publicada en El Economista y firmada por Elisabet Nogales
A la derecha: imagen de David Peña (a) Puño

Hace pocos días la historia del plagio cometido por la ilustradora Elisabeth Nogales y publicado en el diario El Economista se convirtió en trending topic de Twitter al ser denunciado públicamente en el blog de David Peña (a) Puño, profesional gráfico reconocido en foros especializados como Doméstika. A la denuncia se suma la publicación del intercambio de correos electrónicos que Puño mantuvo con Nogales y en el que la ilustradora indica que seguro «fusilaría las ilustraciones de Internet» y que copiar el trabajo ajeno «no era su intención».

En pocas horas, el post provocó las más viscerales reacciones por parte de ilustradores, diseñadores y profesionales del sector editorial en general. Twitter convirtió el nombre de Nogales en trending topic, Puño tuvo que pedir a sus lectores que bajasen el «tono» de sus comentarios e incluso borrar algunos. Para añadir más movimiento al caso, la web norteamericana BleedingCool comenzó a ver cómo aumentaban sus visitas gracias a un artículo en el que se acusa a Elisabeth Nogales de copiar ilustraciones ajenas «inspirándose» en trabajos publicados en DevianArt, sitio de referencia obligada para amantes de las artes gráficas.

Nogales, quien hasta antes del escándalo contaba con un perfil en Ediciona (el mismo que fue dado de baja por ella, al igual que han sido restringidas las visitas a su blog), ha publicado trabajos para medios como Público y El Economista. Según el artículo sin firma publicado por el diario online LaInformacion.com, la ilustradora ha reconocido que Puño tiene derecho a denunciarla por plagio, pero indica que ella a su vez ha interpuesto una demanda contra Puño por revelar información personal.

Imagen publicada por Elisabeth Nogales (tomada de BleedingCool)

Imagen de midogatela (tomada de Devianart)

Imagen de pirataimaginario (tomada de Devianart)

El final de este culebrón que muestra las dos caras de Internet aún está por verse, pero el público conocimiento y la difusión en la red han permitido la creación de una conversación en la destacan varios aspectos a tener en cuenta:

– La frágil situación de los profesionales del sector editorial frente al plagio de «copiar y pegar» que usa como principal fuente Internet. Paradójicamente, este atentado contra los derechos de autor encuentra en las redes sociales el espacio para que una denuncia absolutamente legítima cobre fuerza a través del efecto expansivo de la voz de los usuarios.  Consejos para épocas en las que no aparecer en Internet equivale a no existir y los miedos paralizantes sólo conducen al estancamiento profesional: registrar TODO trabajo propio, colocar marcas de agua, rastrear las visitas a sus trabajos.

– ¿Dónde puede acudir en busca de una guía un profesional que cree haber sufrido un plagio? Al respecto, Gemma Cortavitarte, gerente de Associació Professional d´Il.lustradors de Catalunya (APIC), aconseja acudir al servicio jurídico que todas  las asociaciones de profesionales gráficos del territorio español ponen a disposición de sus socios.

– Es tan lícito interponer una demanda por plagio (la de Puño) como interponer una demanda por revelar comunicaciones personales (la de Nogales por la publicación de los correos electrónicos). Y por supuesto que es lícito hacer pública una demanda a través de medios de comunicación como blogs y Twitter, por lo que la reclamación de Nogales al respecto (ver nota de LaInformacion.com) no tiene asidero.

– La confusión de los propios profesionales del gremio gráfico entre los conceptos de «distribución y descarga no autorizada» (piratería) y «copia de obras ajenas dándolas como propias» (plagio). No es lo mismo alojar la descarga gratuita de obras sin el consentimiento de los titulares de los derechos de autor, que atribuirse la autoría de dicha obra. Ambos actos constituyen infracciones a los derechos de autor.

– Proteger los derechos de autor buscando fórmulas que a su vez promuevan un acceso libre a la información (razón de ser de Internet), y que garanticen los derechos de los usuarios, es un reto urgente en el entorno digital.