El lunes pasado asistimos a la «La Letra Digital», jornada organizada de manera impecable por el FAD (Foment de les Arts i del Disseny). Las sesiones en las que se abordó el tema del diseño del libro digital y cómo narrar historias para ser leídas en pantalla trajeron a nuestra memoria el artículo publicado por el escritor Nicholas Carr sobre la lectura en Internet. Argumenta Carr que la lectura en dispositivos con conexión a la red (ordenadores, móviles, tablets, etc.) nos está convirtiendo en personas que escanean pantallas en busca de múltiples respuestas inmediatas, dejando de lado los espacios de análisis a los que invita la soledad de un lector de libros en papel.
Sin duda, la lectura en pantallas e Internet han cambiado y seguirán cambiando nuestros procesos cognitivos. Sin embargo, no creemos que el hábito de leer para abstraerse de uno mismo y dejarse llevar por una historia o argumentación se pierda jamás. Quizá por eso tampoco creemos en la pronta muerte del libro en papel como se profetiza hasta el hartazgo desde hace unos años. Sí estamos de acuerdo en que ante la pantalla, los lectores vivimos en una progresiva exaltación de impulsos de lectura y escritura, y que las maravillas de lo interactivo nos arrancan con más frecuencia -y violencia- de la que quisiéramos del silencio necesario después de leer un párrafo revelador.
Comunicar historias que atrapen a los lectores en un mundo hecho de píxeles coloca a los diseñadores ante posibilidades enormes y retos no menos grandes. La cantidad de herramientas tecnológicas de las que pueden disponer hoy hace posible construir narrativas interactivas y multilineales que seduzcan, que viajen del papel a la pantalla o de la pantalla al papel y que, de la mano de un buen editor, otorguen valor a los lectores.
Conjugar la pasión de un editor por descubrirnos realidades a través del lenguaje con la curiosidad de un diseñador creativo, lejos de alejarnos de la lectura nos acerca a ella. De otra manera, eso sí.
Rafael Araújo dice
Creo que la lectura que hagas frente a un ordenador es diferente al que realices frente a un dispositivo de lectura (ereaders, tablets…).
También es distinto si lees noticias por internet o un libro digital multimedia que el libro de ficción, sea digital o no. En el primer caso no tiene rival con el papel y si que es cierto que su lectura se abstrae mucho más, es mucho más selectiva. Todo aquello que aporte interacción distrae pero a cambio aporta mayor información, más conocimiento. Eso si, después debemos reposar y dejar un espacio para hacer nuestro propio análisis o reflexión.
En los libros de narrativa es indiferente si lo lees en un soporte u otro, sólo es cuestión de acostumbrarse al aparatito.
En referencia al tema de saber comunicar historias digitalmente creo que es más una labor del editor. Eso sí, un editor que conozca entre otras temas esta nueva tecnología para poder desarrollar su idea «digitalmente». El diseñador debe tener el domino tecnológico que se requiere para que esas ideas se pongan en práctica; aportando consejos para un mejor funcionamiento, aparte de la estética, claro está.