Una de las ventajas que para el editor tiene vender libros digitales es que puede saber quiénes son sus clientes, conocer sus gustos y sus hábitos, y relacionarse con ellos. Pero para ello necesita recabar la información que pueden proporcionarle los canales de venta y de marketing y saber usarla e interpretarla. El editor que maneje bien los datos y conozca bien quiénes son su audiencia y su mercado tendrá muchas más posibilidades de éxito.
Lo explica de forma clara y concisa Richard Stephenson en un artículo que traduzco a continuación:
El futuro de la lectura y de los libros digitales parece estar en manos de cuatro grandes compañías tecnológicas: Apple, Amazon, Microsoft (por su inversión en Barnes & Noble) y Google. Las antiguas relaciones que se habían establecido durante años entre la edición y la venta de libros cada vez son menos relevantes en un mundo en el que la autoedición resulta muy accesible. La estrategia del actor más importante, Amazon, es inequívoca y deja claro que no tienen ningún interés en proteger la forma en que se ha hecho la edición hasta ahora.
La empresa que proporciona a muchos editores sus mayores liquidaciones es también la mayor amenaza, y si hacemos caso a los comentarios de Jeff Bezos, este año veremos a Amazon implantándose como lugar de referencia para los autores que quieran publicar sus obras.
Sin embargo, siempre he pensado que en general los editores añaden un enorme valor a sus autores, lectores y a toda la sociedad. Son expertos seleccionadores de contenido y saben mejor que nadie qué hace buena una historia. Por otra parte, la industria de la edición es increíblemente diversa, llena de nichos donde el conocimiento experto es la clave del éxito, y los editores no deberían sentirse intimidados en esta nueva era de dominio de las compañías tecnológicas.
Es más importante que nunca que conozcan sus audiencias y lectores, ya que al fin y al cabo son las personas las que eligen lo que quieren leer y cómo y dónde quieren leerlo. Los libros digitales son increíblemente accesibles, y hay menos barreras para la compra, razón por la que los libros digitales empiezan a ser una parte significativa de la facturación de los editores.
Sin embargo, cuanto menos tarden los editores en “apropiarse” de sus lectores y clientes más equilibradas estarán las fuerzas del mundo editorial con el poder de Amazon. Esas relaciones serán rentables. Los contenedores de aplicaciones construyen comunidades de lectores y son una buena manera de publicar en dispositivos móviles de formas interesantes y dinámicas así como de fidelizar y entender mejor a los lectores. Esto no tiene por qué sustituir al catálogo libros digitales que asegura su presencia en las principales librerías, sino ser una estrategia paralela que desarrolle la relación entre lector y editor.
Por otra parte, el editor puede explotar la posibilidad de vender de forma directa, lo que le garantiza, además del 10% de los ingresos, la posesión de la totalidad de los datos lectores de sus usuarios.
En un futuro inmediato el poder estará en la información
ríos de tinta electrónica dice
Muy interesante el post, sin embargo me queda la duda de si estamos diferenciando bien «editor» de «editorial». Evidentemente la figura y el trabajo del editor son y seguirán siendo tan importantes para dar la forma final a un texto, independientemente del formato, electrónico o papel en el que luego se distribuya. Lo mismo se puede decir del corrector, traductor, maquetista, ilustrador, etc.
Lo que amazon, Apple, B&N y Google están en camino de hacer no es tanto sustituir estas figuras, que además un autor puede contratar de forma individual, sino la función más amplia de la editorial en cuestión de promoción, distribución, gestión de royalties, venta, etc.
Arantxa Mellado dice
En efecto. Y no hay que olvidar otra función que de momento no realizan ninguna de estas compañías: la creación de un catálogo coherente, lo que implica la selección de títulos