A quienes de una u otra forma estamos inmersos en el mundo de la edición y de los constantes cambios que la tecnología está ejerciendo en este, nos refresca la mente una charla con lectores ajenos a los entresijos del sector del libro. Entonces aprendemos. Constatamos que aún queda mucho camino por recorrer (quién sabe dónde desembocará esta revolución tecnológica-cultural), pero sí reafirmamos la certeza de que no hay peor empresa que la que no se hace. Entendemos también que en este viaje los pasajeros se dividen por su relación con la tecnología, concretamente con la forma en la que ésta se integra en sus interacciones sociales.
Esta mañana nos enteramos que Disney acaba de lanzar un nuevo sistema de distribución digital en el que por una tarifa fija de $79.95 anuales las familias pueden acceder a más de 500 réplicas digitales de sus mundialmente famosos cuentos. Desde Peter Pan y Winnie de Pooh a los Piratas del Caribe directo a tu casa por un único precio. La plataforma permite pasar una página tras otra, escuchar la pronunciación de las palabras durante la lectura, buscar definiciones en un diccionario, armar una historia propia, participar en retos de lectura, entre otras funcionalidades.
Disney no ha llamado ebooks a sus productos, sino digital books y los ofrece directamente a los padres desde su web. La empresa hace énfasis en sus contenidos y no en un lector específico pues, como indica en el New York Times la analista de medios de Forrester Research, Sarah Rotman Epps, «la compañía siente que los dispositivos de lectura no ofrecen a los niños ni a los padres una experiencia al nivel Disney». Teniendo en cuenta que recién el próximo año se podría comercializar a nivel masivo un reader con tinta electrónica a colores, estamos de acuerdo con que la «magia de Disney» no ilusionaría ni a Bambi en un lector de ebooks actual.
Este modelo de suscripción online se opone al de las descargas por libros o capítulos y al de venta de dispositivos con una biblioteca incorporada (como Amazon con Kindle o SonyReader con las novelas románticas de Hachette). Pensamos que el modelo de Disney se asemeja a, por ejemplo, la tarifa plana de nueve euros que Spotify cobra por poder escuchar en la nube un gran contenido musical. ¿Si este modelo está teniendo tanto éxito en la actualidad, apostará Disney por un modelo en esa línea para las próximas generaciones? Recordemos que el catálogo puesto en línea está dirigido a niños de 3 a 12 años, acostumbrados a jugar con los móviles de papá y mamá desde edad temprana. Es sin duda, una apuesta al futuro.
Importante además es destacar que las declaraciones del vicepresidente de Medios Digitales de Disney, Ives Saada, quien afirma que «para los padres esto no reemplazará la experiencia de leer un cuento en la cama… pensamos que pueden tener diferentes formatos de lectura coexistiendo juntos». Pues sí, repetirlo una vez más nunca sobra. Nos preguntamos; ¿cuántos editores en España están dispuestos a ofrecer parte de su catálogo -quizá una colección- a un precio fijo y alojando sus libros en la nube (Internet)? Ojo, que eso no quita poder adquirir sólo un libro o un capítulo. Crear oferta señores, que la demanda ya existe.
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