En la primera, Un minorista intenta combatir el showrooming cargando 5 $ a las personas que ‘sólo miran‘. El showrooming es la práctica de examinar la mercancía en un negocio tradicional para después comprarla en un negocio en línea, que suele tener precios más baratos. Ante esta competencia, un tendero australiano ha decidido cobrar 5 $a todas las personas que entran en su negocio. Si el cliente compra, entonces esta cantidad es descontada del precio de venta final.
Un estudio de julio de 2012 realizado por la consultora francesa CapGemini reflejaba que más de la mitad de los compradores cree que la mayoría de las tiendas físicas serán puramente showrooms hacia 2020.
El fenómeno no es nuevo y podemos mencionar otros artículos comoEl Showrooming es real, Best Buy es el gran perdedor, y Amazon está comiendo la comida de todo el mundo, donde, a raíz de los problemas económicos de las grandes cadenas de electrodomésticos se exponen algunos datos interesantes como, por ejemplo, que el 43% de los adultos estadounidenses afirman haber practicado el showrooming. En el caso de las cadenas de electrodomésticos, una medida que están llevando a cabo estas tiendas es la de igular el precio que ofrece la compentencia digital (si el cliente así lo manifiesta).
Es interesante la reflexión que hizo Javier González en el post El pataleo de los Pequeños comerciantes (14/01/2011):
«En vez de poner un cartel para asustar a aquellos clientes que vienen sólo a probarse zapatos para luego comprarlos por internet, ¿por qué no pones un cartel animando a los que quieren comprar zapatos por Internet a que se pasen a probar por tu tienda? Asegúrate de que tienes wifi gratis en tu local, de que pueden hacer el pedido desde la tu tienda, ofréceles incluso la tienda para recibir el paquete y que se pasen por ella a recogerlo. Por supuesto animas a hacer check-in en Foursquare, Google Places, Facebook Places y en lo-que-sea-places.
Anímales a compartir fotos geolocalizadas de los zapatos, a que tengan una videoconferencia con la madre para preguntar. Céntrate en definitiva en llevar tráfico de compradores de zapatos en la tienda. Que no te preocupe que no siempre te compren a ti, mal se te dará si no encuentras la forma de ganar dinero de todas estas personas que están dispuestas a gastar dinero en algo sobre lo que tú sabes y que visitan una y otra vez la tienda. Puedes vender zapatos exclusivas que no se puedan encontrar en Internet, complementos, cobrar por los cafés, aprovechar la compra impulsiva, hacer matching del precio, ganar conocimiento… «.
Evidentemente, el tema no es de fácil solución, pero parece que pasa (en algunos sectores) por afrontar la realidad, ofrecer valor añadido y no ‘culpabilizar’ al cliente. Otras medidas pueden ser, por ejemplo, la de la noticia siguiente.
La segunda noticia hace referencia a que el Senado estadounidense está a punto de aprobar unas tasas a los negocios que sólo venden por Internet. La Ley de Equidad del Mercado requerirá, si se aprueba, que los minoristas de Internet con más de 1 millón de dólares en ventas anuales cobren impuestos sobre las ventas y envíen luego el dinero recaudado en los Estados (de EEUU) de los clientes respectivos.
Josep M. Vinyes
Comerç tradicional i Internet, una convivència amb arestes
al rico libro dice
Es totalmente lícito, moral y comprensible que los clientes queramos comprar las cosas en los sitios donde estén más baratos. Nos da igual que sea en la tienda de la esquina, en Amazon o donde sea. Y no por ello somos peores personas. Pero lo que está claro es que no vamos a gastar más por el mismo producto por un sentimiento «romántico» (más bien de culpa) totalmente antinatural que quieren imponernos.
Arantxa Mellado dice
Nadie niega el derecho del consumidor a comprar donde quiera y como quiera. También es comprensible que a los comerciantes «analógicos» les preocupe convertirse en escaparates de su competencia virtual. Por eso suscribimos las reflexiones de Javier González cuando aconseja hacer del problema una oportunidad. Es un consejo aplicable a cualquier negocio