El mercado editorial, como todos los mercados, se acomoda a la coyuntura. Más si se trata de las Navidades, cuando los diarios de todo el planeta no paran de informar sobre la crisis económica mundial. Leemos en la sección cultural de Público que la conjunción de bolsillos en alerta y fiestas navideñas ha hecho que la literatura «roja» sea una de las más buscadas. Y Karl Marx es el autor estrella.
«Ahora mismo tengo encima del mostrador los tres tomos en tapa dura de El Capital, que me acaban de pedir por teléfono. Ha sido un hombre de entre 35 y 45 años y, al parecer no lo quería ni para una tesis ni para investigar», indica en entrevista a Público Lola Larumbe de la librería Rafael Alberti, de Madrid. Libreros y casas editoriales como el Fondo de Cultura Económica y Akal, dan fe del aumento de ventas de los títulos del autor de El manifiesto comunista.
¿Literatura para tiempos de crisis? Con el actual espíritu pesimista hacia el sistema económico capitalista, se puede haber configurado una tendencia hacia el consumo de lecturas que cuestionen dicho paradigma macroeconómico. Libros como El cisne negro, de Nassim Taleb, una tesis sobre el azar de los mercados, ha alcando los 10.000 ejemplares vendidos y Economía canalla de Loretta Napoleoni ha llegado a una tercera edición.
Vosotros y aunque suene un poco paradójico haceros la propuesta de consumo, ¿os animáis por algún volúmen anticapitalista esta Navidad?
Elena dice
Siempre he pensado que consumir libros no es «consumir» tal como lo entendemos en un sistema capitalista, sobre todo cuando se trata de gran literatura. Aunque también la pequeña aporta lo suyo, algo se aprende. ¿Cuánta gente conoce ahora la existencia de Leonardo y la Mona Lisa después de la publicación del libro de Dan Brown?
Para leer no se necesita dinero, sólo un asiento y un rincón más o menos sereno: una biblioteca, un parque, la sala de casa mientras todos duermen. Leyendo no sólo se aprende, se divierte, se distrae, sino que se recuperan esas ilusiones pequeñas e íntimas que los grandes escaparates llenos de luces y de cosas innecesarias nos han cegado durante muchos años.
A regalar libros, de primera, de segunda o de tercera mano. Que también tienen su poesía. Sean de Marx o de Papini.
Saludos
ediciona2 dice
Tienes razón Elena. Leer libros no es «consumir», ese verbo está más relaciondo con la lógica de ventas y mercado con las que funcionan los grandes grupos editoriales y que muchas veces acaba con almacenes llenos de libros devueltos. Pero ese será un tema del que seguro hablaremos en 2009.
Ahora, celebramos tu idea de regalar libros, sean de segunda o tercera mano. Y mejor aún si es un libro que alguien saca de su propia estantería para darnos con todo el cariño -no exento de sacrificio- del mundo.
Saludos y ¡felices fiestas!