Estábamos contentos porque el Liber de este año parecía más animado en cuanto a contenidos y variedad de público. Los talleres y ponencias sobre digitalización se llenaban hasta desbordar, algunas editoriales mostraban imágenes de tablets, e incluso se ponían adhesivos en los stands indicando qué empresas eran digitales. Un pequeño detalle, aparentemente ridículo, pero que mostraba que la organización del Liber y la FGEE empiezan a abrirse a nuevas formas de hacer las cosas.
Poco pudimos ver, porque estuvimos muy volcados en nuestro stand y en los talleres Ediciona, pero sí entrevimos más sonrisas que el año pasado y un aire de ligero optimismo entre los participantes. Y fuimos nosotros los que sonreímos ante el rumor (dicen que confirmado) de que algunos latinoamericanos llegaban con dinero contante y sonante a comprar libros.
Pero entonces llegamos a la Feria de Frankfurt y se rompió el hechizo.
Bajo el lema «El contenido se encuentra con la tecnología», la Buchmesse ha estado dedicada al futuro de la edición. No a lo que aquí se considera futuro -la simple conversión de los libros a formato digital para su venta no se sabe dónde-, sino a ese futuro auténtico en el que ya se habla de «contenidos» y no de «libros».
Se organizaron seis Hot Spots, seis «puntos calientes» temáticos distribuidos por los diferentes Halls: Literatura & Especial interés; Servicios Editoriales; Gestión de la Información; Educación; Móviles, y Dispositivos (en éste, además, se exponían más de 15 e-readers y tablets; más de la mitad japoneses o chinos).
En ellos se realizaban constantes presentaciones y se conectaba a los pioneros en tecnología digital con el mundo editorial y de la comunicación, todo con un exhaustivo (y, desgraciadamente imposible de abarcar) programa de información a profesionales: tablets e e-readers, libros enriquecidos y libros-aplicación, comunidades de lectores y portales de autor, gestión de derechos digitales y rich media integration, tiendas y librerías on line, servicios de digitalización para una gran variedad de nuevos productos… No dábamos abasto.
Por supuesto, los ponentes y las empresas participantes eran internacionales, y el idioma más común era el inglés. Y también por supuesto había wi-fi gratis en todo el recinto (aunque imposible de conectar desde un iPad salvo, paradoja de las paradojas, desde el stand de España).
Como el movimiento se demuestra andando, se publicó una novela por entregas –WYRM mobile, de Wolfgang Hohlbein- para que los asistentes a la feria tuvieran la experiencia de lo que significa publicar y leer en móviles. Usando códigos QR o SMS con palabras clave, que se hacían públicos en los stands de información de los Hot Spots, los lectores iban recibiendo los capítulos de la novela en sus móviles. La última clave se ofrecía en el Hot Spot de Móviles, donde el autor firmaba autógrafos (en papel, aunque nosotros le hubiéramos ofrecido la libreta táctil del ipad).
Y aún no hemos hablado de los tres largos pasillos del Hall 4.2 en los que decenas de empresas ofrecían servicios de conversión, enriquecimiento y digitalización.
Ni del ambiente en el Hall de las editoriales norteamericana e inglesa. Ni de la sala de negociación de derechos. Ni de…
Menos mal que el Liber siempre va antes de la feria de Frankfurt.
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