Gracias al aviso de Franklin Andrade llegamos a un interesante post de Seth Godin, prolífico autor de best sellers sobre marketing. Godin, cuyo artículo traducimos, pone el dedo en una de las numerosas ampollas que está levantando el libro digital entre editores y libreros: el cambio de hábitos de compra entre los lectores compulsivos, los que realmente se dejan el dinero en libros.
Si quieres saber si un barco se hunde, observa lo que hacen los pasajeros ricos.
iTunes y los web de archivos compartidos mataron Tower Records. El síntoma: sus mejores clientes se pasaron al otro bando. Es lógico que gente que compraba 200 álbumes al año se cambiara de proveedor. Estaban más que incentivados. Las alternativas eran más baratas y más rápidas para estos grandes compradores de música.
Amazon y el Kindle han matado la librería. ¿Por qué? Porque la gente que compra 100 o 300 libros al año, los lectores compulsivos, la han abandonado definitivamente. El americano medio compra por placer sólo un libro al año. Este tipo de cliente es irrelevante para las librerías. Lo importante son los lectores compulsivos, y de forma oficial, durante los últimos meses de 2009, han abandonado las librerías. Se acabó.
Cuando los bufetes de abogados se pasaron al fax, Fedex se dio cuenta de que la gallina de los huevos de oro de su negocio (entre 100 y 1000 sobres por firma y día) se había acabado, y se pasaron rápidamente a la paquetería. Bien por ellos.
Si tu barco se empieza a hundirse, salta ya. Cuando las ratas hagan las maletas será demasiado tarde.
Quizá esta tendencia aún no ha llegado ni a España ni a Latino América, pero debería preocupar, y mucho, a editores y libreros, que estas navidades Amazon haya vendido más libros digitales que en papel.
Es cuestión de tiempo, poco, que el lector compulsivo en español, ése que consume decenas de libros al año, abandone los puntos de venta tradicionales. Y, probablemente, también cambiará sus hábitos de lectura del papel al digital. Lo saben los responsables de las grandes distribuidoras digitales que han emergido durante 2009 (36L, Edibooks y Amabook) y las que se estrenarán en 2010. Y deberían saberlo también los libreros y los editores.
Su barco empieza a hacer aguas, quizá aún están a tiempo de reflotarlo.
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