En 2003, un grupo de editores independientes franceses, cansados de competir en el Salón del Libro de París contra lo que ellos denominan «un monopolio de la industria del libro», deciden crear su propio Salón del Libro. No con el espíritu de crear un «mini o contra Salón, sino para organizar un evento que permitiera a los editores independientes presentar de verdad su producción o su particularidad editorial… Para dar a los amigos lectores la posibilidad de descubrir ‘otros libros’ «. Esos otros libros (d’autres livres) son los que actualmente dan nombre al salón y al colectivo que lo organiza, L’autre livre.
1. Apelar a los poderes públicos para que intervengan ante los bancos para que sostengan la actividad de los editores y concedan préstamos a bajo interés;
2. Aportar ayudas públicas a las iniciativas de cooperación y de reagrupamiento de editores independientes (mutualización de los medios de producción, de difusión, de distribución, creación de sitios en Internet, etc.);
3. Plantear la reforma del CNL (Centre National du Livre), tanto en su objeto como en los mecanismos de atribución de las ayudas;
4. Conseguir que la atención dedicada a la producción de los editores independientes sea recogida como un criterio para la atribución del sello de Librería independiente de referencia (LIR) prevista por el Ministerio de Cultura;
5. Crear una «Carta de L’autre livre» entre los libreros independientes y los editores independientes que deseen defender solidariamente una edición de calidad. Podría denominarse como «Carta de El otro libro»;
6. Instauración de una tarifa postal específica para el libro, según la petición realizada en el año 2006;
7. Trabajar para la aproximación entre los editores independientes y las bibliotecas. Precisar en la misión de los bibliotecarios su vocación de acogida a los editores independientes;
8. Incluir en la misión de servicio público de las cadenas de televisión la necesidad de tener en cuenta la edición independiente y la defensa del pluralismo;
9. Instauración de un porcentaje de derechos (por ejemplo, el 1%) sobre las obras de dominio público. Los fondos recaudados mediante este derecho podria ser gestionados paritariamente por las organizaciones representativas de los profesionales del libro;
10. Crear un Observatorio del libro independiente, que permita y propicie el intercambio de información entre los independientes.
La mayoría de las propuestas responden también a la realidad española y son aplicables a ella. Habría que tenerlas en cuenta.
Vía: Los futuros del libro, de Joaquín Rodríguez
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