«No somos una imprenta on line, Bubok es muchas cosas, un nuevo concepto», dice Ángel María Herrera, fundador y director de Bubok, cuando le preguntamos sobre una sentencia norteamericana que califica de imprentas a las empresas de autoedición (nos enteramos de la noticia por ADN.es).
Estados Unidos. 2004. Dos animadoras de un instituto local, Shana y Mia, se pelean por un chico. Shana lanza rumores sobre un supuesto embarazo de Mia y la acosa hasta lograr que deje el colegio. Por su parte, Mia llena de pintadas de esvásticas la fachada y los alrededores de la casa de Shana, de padre judío. Mia es acusada de delito de xenofobia y hallada culpable. Los padres de Mia deciden explicar su versión de los hechos, y contratan los servicios de un ex policía escritor para que verifique lo sucedido y escriba un relato exculpatorio. El resultado es un libro que titulan Help us get Mia (Ayúdanos a redimir a Mia). Ante la negativa de las editoriales convencionales a publicar el libro, en 2006 recurren a BookSourge, una empresa Print on Demand (POD o impresión bajo demanda) a la que encargan la impresión de 760 ejemplares que reparten entre familiares y las tiendas de los alrededores. Otros 80 se venden a través de Amazon, propietaria de BookSurge.
Los padres de Shana denunciaron por difamación a los padres de Mia, e incluyeron en la demanda a BookSurge como empresa editora y, por tanto, responsable de los contenidos publicados. En la sentencia, BookSurge fue eximida de responsabilidad por no ser considerada editorial, sino simple imprenta, pues:
-es el autor quien contrata los servicios de BookSurge y quien asume los gastos de edición e impresión con la tecnología POD (impresión bajo demanda), es decir, BookSurge se limita a dar forma de libro al pdf que se le entrega;
-imprimir no significa editar, pues eso requiere una labor previa de comprobación de los hechos, edición y revisión del manuscrito, actividad que BookSurge jamás lleva a cabo con los originales que imprime, distribuye y vende.
Según el razonamiento de la sentencia, empresas como Lulu, BookSurge o Bubok (España) no son editoriales sino simples imprentas o gestoras de impresión. Sin embargo, estas empresas rechazan ser consideradas imprentas, pues, a pesar de reconocer que no controlan el contenido de lo que publican, afirman que su labor va más allá de la conversión e libro de un pdf.
Si no son imprentas, ni editoriales al uso, ¿qué son?
A Ángel María Herrera le preocupa que no se entienda qué es Bubok y lo que hace. No le encaja la definición de editorial que da la Ley de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas de 2007, y se remite a la descripción que Vázquez Figueroa hace de ellos en el video de presentación: «una nueva isla, un nuevo territorio con nuevas leyes». Afirma que, en efecto, no asumen el control de lo que publican, pues no saben ni revisan lo que escriben los autores que suben sus manuscritos a Bubok, pero que eso no los convierte en una imprenta, sino en un nuevo espacio en el mundo editorial: «preferimos que sea el gran público quien decida lo que es bueno o malo y, cuando lo hayan decidido, nosotros daremos un empujón a los buenos».
«Las definiciones antiguas no valen para las cosas nuevas: necesitamos nuevos términos y nuevas leyes», finaliza Herrera.
Habrá que pensarlos.
Moisés dice
Evidentemente no va a ser un juez quien va a acuñar nuevos términos sobre la cuestión. La impresión bajo demanda (o al menos así la conozco yo) cumple en cierto modo con todo lo que una imprenta hace, pero a su vez uno no puede hojear y comprar libros en las imprentas, o puntuar la obra, o comunicarse con el autor y otros lectores etcétera. Valorando el servicio globalmente, estoy de acuerdo con Ángel María en que es más que una imprenta.
ediciona dice
Coincido contigo en que el juez no será quien les dé nombre, pero creo que es necesario decidirse por un término que defina a este nuevo tipo de empresas. «Autoedición» sería una buena opción, pero probablemente se quede corta.
angel maria dice
Gracias por el artículo, efectivamente no espero que un juez invente que somos, será un fruto del diálogo y la compresión de lo que hacemos este nuevo tipo de compañías.
ediciona dice
Quizá seáis vosotros los que tengáis que fijar el término que os defina e ir acostumbrándonos (al público) a él, hasta que lo incorporemos a nuestro vocabulario.
Mariana la de los libros dice
Es que al ir cambiando la realidad, vamos necesitando también cambiar ciertos conceptos, dejar algunos de lado y crear otros nuevos. No solamente en el aspecto jurídico, sino en todo sentido.
blog.ediciona.com dice
Las nuevas formas de editar buscan nombre.. Great! 🙂