Francis Pisani comenta en su Twitter la polémica respecto al beneficio o perjuicio que hacen los links a la lectura atenta de un texto. La idea de que los enlaces o hipervínculos en los textos digitales están contribuyendo a la creciente pérdida de concentración de los lectores la soltó el autor Michael Carr. Al poco rato, Scott Rosenberg, uno de los fundadores de la revista Salon publicó una serie de posts en defensa de los links como órgano vital de la web.
Para leer como Rosenberg desgrana las ideas de Carr, y propone contrargumentos para cada una de ellas podéis dirigiros a esta web. A nosotros el debate nos lleva a pensar en la transformación de los procesos cognitivos, entre éstos el de la lectura. En una sociedad cableada como la nuestra, pensar que la tecnología no ha influido e influirá en las formas en las que nuestras neuronas establecen relaciones entre sí, es negar siglos de evolución (y aquí hablamos de evolución en su sentido más científico y menos filosófico, ya que a veces dicho proceso parece más una involución que un desarrollo).
A lo que íbamos: transformaciones en el proceso de lectura. Si los hipervínculos distraen, desconectan y desaniman en lugar de seducir y motivar, entonces puede que Carr tenga un punto. ¿Pero por qué suponer que todo hipervínculo actúa de dicha manera? Veamos las cosas con la más absoluta desnudez: un link, un hipervínculo, como tantos otros recursos que otorga la web no es más que una posibilidad de trasmisión de información a través del metalenguaje. El uso que se haga de un enlace, como de un vídeo, una animación o todo a la vez, condiciona el modo en el que se recibe el mensaje y la forma (o formas) de lectura de éste.
¿Distracción de los lectores? Diríamos más bien que corresponde al editor digital seducir al lector sorprendiéndolo con el uso de dichas herramientas. ¿Por qué creer en una sola lectura lineal?¿ Por qué no dar al lector la libertad de leer entre vínculos y decidir qué camino toma en su recorrido?
El miedo de imaginar al lector fuera de un entorno propio y controlable puede dibujar muecas de pánico en los editores más arcaicos e incluso en muchos jóvenes. Pero la red no admite parcelas de contenido y ha crecido fundamentándose en los links, enlaces que representan la posibilidad de saltar de un contenido a otro. ¿Por qué no crear contenidos que puedan leerse también de esa manera? No es tan difícil, es sólo distinto.
Deja una respuesta