Ayer participé como invitada en la Jornada sobre edición digital para los responsables de los departamentos de edición de la Generalitat. Por cierto, los asistentes fueron 250, no me imaginaba que hubiera tanto funcionario implicado en la edición en Cataluña.
Entre los ponentes estaban Enric Faura, director de Edi.cat, y Silvia Clemares (@silviaclemares), actual responsable de Kobo para España y antigua responsable de digitalización de Grup62. Enric habló de la cadena de valor del libro digital, y Silvia, de la organización de los flujos de trabajo en una editorial que quiera editar eficientemente en digital. Los dos estuvieron magistrales y dijeron verdades como puños, algunas aterradoras para los asistentes (preguntada por la coordinación de las publicaciones en digital y papel, Silvia Clemares afirmó que en la mayoría de los casos se duplican los trabajos y que lo que hacen 7 departamentos lo podría hacer uno y de forma más efectiva con las ideas claras y bien organizado).
De lo mucho y muy interesante que explicaron Silvia Clemares y Enric Faura traslado aquí una serie de ideas clave en las que ambos coincidieron, y que comparto y explico a mi manera. Enric lo llamó Decálogo de una estrategia digital.
Muchos editores se han lanzado «alegremente» a editar en digital sin meditar previamente todo lo que ello supone para su estructura empresarial, para su negocio y para sus finanzas, y las consecuencias no han sido precisamente favorables. Por ello es recomendable que, antes de empezar a digitalizar -y si ya se ha hecho, antes de continuar haciéndolo-, se analicen bien todas las decisiones que la edición en digital implica:
1. Formatos
A pesar de que parece que el ePub se perfila como el formato que tiende a imponerse, la industria aún no ha consagrado ningún formato como un estándar -entre otras cosas porque estos están en constante evolución-, aunque sería altamente conveniente. Por ello, cada editorial debe valorar qué es lo que conviene a su catálogo, teniendo en cuenta el tipo de contenidos que vende, a través de qué canales y a qué público. Ello implica investigar e informarse sobre las características y coste de cada uno de los formatos, pero es un inversión en tiempo que seguro que sale rentable.
2. DRM
Proteger los archivos con el DRM que sea no es obligatorio, a pesar de lo que muchos creen, ni es la panacea universal contra la piratería, apesar de lo que aún muchos más creen. La utilización o no de DRM es una decisión que debe tomar el editor valorando los pros (cierta seguridad anti copia, que no garantía) y los contras (lectores mosqueados por la dificultad en la descarga etc. de los libros comprados).
3. Derechos de autor
No se puede publicar sin tener los derechos de autor: que un autor esté muerto no quiere decir que sus derechos estén libres, han de pasar 70 años desde la muerte para que la obra pase a ser de dominio público.
Tampoco se pueden publicar sin consentimiento de su autor, o de sus herederos, imágenes (fotos, ilustraciones) y tablas -esto sí que no se me hubiera ocurrido jamás si no me lo cuenta Silvia-. Si no hay derechos, o no se publica el libro o no se publica la tabla y/o imagen.
En cuanto a las obras huérfanas, esas que aún no son de dominio público pero cuyo autor o herederos están en paradero desconocido, o que hacen muchas editoriales es poner en la página de créditos un aviso diciendo que no han podido encontrar al autor, pero que están a su disposición en caso que éste se entere de la publicación del libro.
4. Precio
El precio de los libros digitales no sólo ha de pensarse libro a libro, sino formato a formato, y teniendo en cuenta si se trata de un libro del fondo o una novedad. En caso de ser libros del fondo, que se suponen ya amortizados y explotados en todos sus formatos en papel, lo razonable sería precios por debajo del 50% del pvp del libro impreso.
Una vez determinado el precio, lo ideal sería ir estudiando el comportamiento del libro digital en la red e ir variando los precios hasta encontrar la curva de precio ideal. Hay editoriales (anglosajonas, of course) que contratan a especialistas en la determinación de precios.
5. Contenidos
Decir que el editor debe saber qué tiene en su catálogo y cómo lo tiene no es ninguna tontería. Es necesario que la editorial cuente con un repositorio de contenidos y cree una base de datos de contenidos digitales, y decidir qué sistema de gestión de archivos y títulos se usa.
Por otra parte, hay que valorar también lo que vale la pena o no digitalizar, y ello precisa de un buen conocimiento del propio mercado y de sus nichos.
6. Producción
La organización de los flujos de trabajo de la editorial debe ser revisada para evitar la duplicidad en las tarea y procurar la mayor economía de esfuerzos. Hay que pensar en digital (lo escribo en negrita porque este procesador de textos no da para más, pero si pudiera lo pondría en neón brillante y parpadeante). Si se trabaja en indesign luego habrá que hacer una conversión para poder publicar en digital. Si se trabaja directamente en formatos digitales no hará falta una posterior conversión para imprenta.
7. Distribución
Intermediación o desintermediación, ésa es la cuestión. O un sistema mixto. Es fundamental ponderar cuidadosamente lo que aportan cada sistema de distribución y cada empresa antes de tomar decisiones. Y también hay que analizar muy cuidadosamente las propias capacidades antes de prescindir de ellos.
8. Comercialización
Con internet los canales de venta se multiplican de una forma impensable en la realidad analógica: blogs, redes sociales, plataformas de lectura social, librerías virtuales, la propia web… La tentación de estar en todas partes puede ser fuerte, pero hay que analizar cada uno de estos canales antes de tomar decisiones precipitadas, porque ni todo sirve, ni todo es rentable, ni todo es adecuado para todos los contenidos digitales, o simplemente, porque el volumen de la editorial no da para controlar tantos canales. Ya se sabe, quien mucho abarca poco aprieta: cada uno ha de conocer su producto y su mercado, pero también sus propias limitaciones.
Y cuidado con firmar el primer contrato que a uno le ponen por delante, por mucho que venga de macro-mega-super famosas plataformas. Hay que leerse las cosas muy bien antes de firmarlas, preguntar mucho y estar muy seguro de que se entienden perfectamente todas las cláusulas (y más si el contrato está en inglés). Y si no se está de acuerdo, pues se negocia con santa paz (o con santo cabreo, que por lo visto corren por ahí contratos que lo merecen).
9. Comunicación y marketing
Si en el mundo analógico la publicidad y el conocimiento de los mercados son importantes, en la venta de libros digitales también o más. Los buscadores no son mágicos, Google no encuentra tus libros por el hecho de que estén colgados por aquí y por allí. Tampoco son mágicas las redes sociales: tener una cuenta en Twitter y un perfil en Facebook no hará que se vendan más libros.
La ventaja de Internet es que las acciones de marketing pueden llegar a donde era imposible por los medios tradicionales y a un coste también impensable en los medios tradicionales, pero ello requiere dedicación, perseverancia, curiosidad por el medio, conocimiento del propio mercado y de los lectores-clientes y búsqueda de sus nichos.
Lanzarse a conquistar las américas internáuticas sin haber hecho antes los deberes correspondientes -a saber, tener muy claro qué se quiere comunicar, con qué objetivo y a quién- seguramente tendrá como resultado una enorme decepción a la par de una enorme pérdida de tiempo.
10. Inversión
Antes de ponerse a digitalizar, con todo lo que conlleva y que está descrito en los 9 puntos anteriores, hay que saber cuánto va a costar y hacer una previsión de qué retorno va a tener la inversión que se hace: hay muchas empresas que piensan los números digitales multiplicando el precio de la conversión por los libros que tienen en catálogo. La previsión de la inversión para editar en digital debe hacerse mediante la cuantificación de todas las acciones que conlleva el nuevo negocio. Por eso este punto está en el número 10 y no en el 1.
Un buen análisis de los puntos anteriores, que significará un buen conocimiento de la propia estructura, del producto que se comercializa y de los mercados a los que se dirige, llevará a una buena planificación.
Bonus track: Hay que ser prudente con los dineros, pero no confundir la prudencia con el miedo a equivocarse. Estamos ante un nuevo juego en el que la mayoría de las reglas aún están por escribir. Parte del éxito se basa en la experimentación, en el ejercicio de la prueba, aunque lleve a error.
Equivocarse no es fracasar, no intentarlo puede llevar al fracaso.
Ana dice
Estimada Arantxa.
Me alegra ver que las notas que tomé con avidez en esa Jornada, a la que asistí con gran interés, aparecen trasladadas ahora a tu blog. En mi caso, llevo un tiempo intentando poner sobre negro las posibilidades que tiene la entidad en el que trabajo de empezar una vía de publicaciones digitales. En cierto modo empezamos hace tiempo, colgando en nuestra web unas pequeñas publicaciones en pdf, algunos textos de catálogos de exposiciones, etc. Sin embargo, entiendo que si bien el formato pdf ha dado y sigue dando mucho juego debemos dar un paso más.
La Jornada del martes no hizo otra cosa que confirmar lo que yo ya tenía perfilado al respecto para empezar a dar viabilidad al proceso “mental” de digitalización de mi entidad.
Efectivamente, agradezco que las ponencias de Silvia Clemares y Enric Faura fueran de lo más pragmáticas, y gracias a ti también por esa visión general de lo que está ocurriendo. Lo que ocurrirá, como todos decimos, no lo sabe nadie.
Un abrazo.
Ana
Arantxa Mellado dice
Muchas gracias, Ana, es una alegría saber que de vez en cuando alguien nos escucha y nos entiende 🙂 Y te felicito por la valentía que demuestras adentrándote en terreno desconocido: se necesitan exploradores.
Victor dice
Estimada Arantxa, me parece muy interesante el Decálogo que has publicado y como no he tenido la oportunidad de participar en las jornadas que comentas te agradecería mucho si puedes dar más datos y/o recomendar algún enlace sobre lo que indicas relacionado con la producción: «Si se trabaja directamente en formatos digitales no hará falta una posterior conversión para imprenta». Yo trabajo desde hace tiempo con Indesign y me gustaría saber que otras posibilidades hay para no tener que hacer una conversión para publicar en digital.
Gracias por tus aportaciones.
Un abrazo
Víctor
Jose Luis Ramos dice
Un decalogo para imprimirlo en DIN-A3 y tenerlo bien a la vista. Creo que mas que hablar de 250 RESPONSABLES de los departamentos de edición de la Generalitat,habria que hablar de 250 funcionarios RELACIONADOS con la edicion. Pensar que en una Comunidad Autonoma hay 250 departamentos para la edicion de textos seria un despilfarro de recursos, personas y, sobre todo, dinero. Espero que sea eso.
Xavier dice
Naturalmente estás en lo correcto, Jose Luis. La «Jornada sobre edición digital» se destinó tanto a responsables com a técnicos de publicaciones de todas las escalas administrativas catalanas (Generalitat, diputaciones, ayuntamientos y universidades, fundamentalmente). Ten en cuenta que, además, diversos organismos de menor dimensión (locales en especial medida) estuvieron representados por técnicos de comunicación o cultura. En definitiva, comentarte tan sólo que, al menos desde el ámbito de la Generalitat al que pertenezco, los gabinetes de edición están convenientemente dimensionados y que rige una coordinación por parte de un Consejo Editorial que intenta aplicar criterios de eficiencia, servicio público y, por supuesto, ahorro económico.
DAVid dice
Buenas tarde Arantxa,
Quisiera saber donde se celebró la jornada sobre edición digital a la que asististe. Y si conoces de alguna jornada que trate sobre el mismo tema que esté prevista hacerse.
Muchas gracias y enhorabuena por tu artículo.
Arantxa Mellado dice
La jornada se celebró en Barcelona y fue organizada por la Generalitat. Asistí invitada como ponente, porque era de «consumo» interno para los directores de departamentos de universidades y organismos administrativos.
Si estás interesado en formación y trabajas en este sector, Editrain organiza muchos cursos subvencionados que son interesantes.
Alejandro dice
Creo que están aplicando reglas del mundo analógico al mundo digital; 50% del PVP por un archivo? me parece que no tienen mucha idea de qué están hablando. No es por descalificar, pero de verdad creo que si así piensan todos en nuestra industria, muchos están condenados a desaparecer. Derechos de autor? en serio creen que seguirán habiendo contratos de este tipo? disculpen, pero parece bastante ingenuo. Ya hay autores vendiendo sus obras por un precio fijo (en el mundo analógico ustedes lo conocen como «anticipo») por una cantidad de años fijos. Nada de 70 años, nada de herederos. Las reglas que están aplicando e sus razonamientos son reglas de economía de mercado de bienes escasos. Hasta hoy lo único que hacía escasa la circulación de contenidos culturales era el soporte, liberados de ese soporte por la vía virtual el conocimiento deja de ser escaso, eso es lo que no aceptan. El mundo virtual no tiene lugar para intermediarios de más. Deben dejar de pensar en vender unidades y pensar cómo financiar una propuesta de contenidos culturales, como la TV abierta y los periódicos on-line.
En lo inmediato supongo que seguirán vendiendo libros analógicos e incursionando esporádicamente y sin suerte, mediante prueba y error, en internet. De a poco aparecerán contenidos liberados por sus autores, gente talentosa que pondrá en duda la supuesta legitimación de los sellos tradicionales, a partir de ahí el derrumbe.
Sigan con su SOPA, con su PIPA y con su sistema arcaico de derechos de autor, sigan sin entender, queriendo vender un archivo epub a 10 euros, les espera un futuro maravilloso. Por suerte les falta poco para la jubilación, de lo contrario tendrían que empezar a buscar trabajo.
Saludos