Todo el mundo sabe quién es el autor de tal o cual libro. Incluso cuando vamos a una librería buscando un libro muchas veces no preguntamos por el título de éste sino por el nombre de su autor. A diferencia del autor, el editor suele ser una persona anónima para el público en general y éste pocas veces reconoce su trabajo. ¿Cuántas personas saben quién es el editor del libro que buscan?
El artículo «The award for best fiction editor goes to … nobody», publicado en el blog de libros de The Guardian en la víspera de la Feria del Libro de Londres, llama la atención sobre el poco reconocimiento del que son objeto en el ámbito británico quienes ‘deciden lo que se publica y lo que no’ en el campo de la ficción. Tras citar un premio otorgado a los editores de ciencia ficción, Damien G Walter llama la atención sobre un hecho: ‘en la literatura los editores no son menos influyentes ni menos creativos. Pero son menos festejados’.
En el ámbito hispanohablante existen reconocimientos importantes a los editores como el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural que otorga el Ministerio de Cultura de España o el Reconocimiento al Mérito Editorial que entrega la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Aunque no se trata de premios que se entreguen específicamente a editores de ficción, detrás de ellos hay un reconocimiento a quienes con su trabajo hacen un aporte cultural significativo.
Al final Walter plantea una reflexión interesante con respecto a los cambios que se están dando en las instancias de toma de decisiones en el sector editorial:
Cada vez más la decisión con respecto a lo que se publica o no la toman ejecutivos de marketing o contables que tienen un ojo en los balances pero no un conocimiento verdadero sobre literatura. Mientras la influencia editorial decae, la literatura se está volviendo menos original, menos intrépida y, en consecuencia, menos interesante. Quizás si empezamos a festejar a nuestros editores podríamos verlos dando más tiempo a la práctica de lo que es un bello arte.
Sin lugar a dudas un reconocimiento público al trabajo que se está haciendo es un buen estímulo para continuar con él. Como os contamos hace unos meses, en noviembre la asociación de editores Contexto recibió en 2008 el el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural y Manuel Borrás fue premiado a los pocos días con el Reconocimiento al Mérito Editorial de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
¿Y vosotros a quién premiaríais?
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