«¿Qué le parece la idea de un mercado editorial sin editor ni distribuidor, en que el autor tenga contacto directo con el librero (virtual), único intermediario entre autor-lector?»
Ésta es una de las diez preguntas que Alfonso Armada ha hecho a nueve autores sobre la relevancia de la literatura en la era digital.
Curiosamente, pese a provenir y trabajar en ambientes muy diversos, parecen estar bastante de acuerdo en dos aspectos: el editor es necesario pero peligra, y del distribuidor se puede prescindir (muchos de ellos ni se refieren a él). Algunos también coinciden en la relevancia de la figura del librero como recomendador y prescriptor de lecturas. Estamos de acuerdo.
Julián Rodríguez (Ceclavín, Cáceres, 1968), director literario de la editorial Periférica y autor de novelas como Ninguna necesidad (Premio Ojo Crítico de RNE)
La figura del editor no desaparecerá: alguien debe revisar, corregir, editar los libros, aunque sea para leerlos en una pantalla. Y quizá el distribuidor sea al mismo tiempo librero. No creo que desaparezcan todas las librerías «convencionales»: el vinilo ha vuelto, y eso nos ha enseñado algo: hay medios de difusión de las artes difícilmente superables: sobre todo los que no quedan obsoletos.
Gabriela Wiener (Lima, 1975, autora del libro de reportajes Sexografías y de la novela Nueve lunas, redactora de la web Factual)
Me parece inminente para dejar el tema de piratas y corsarios. Está pasando con la música, pasará con las películas y con los libros. Hay que agilizar los canales de producción y distribución, hacer que lleguen los contenidos y que esto se dé con los mayores beneficios para los autores y consumidores. Todos tendremos que mutar, incluso el editor. No creo que éste sea una parte desechable del circuito, más aún en un posible mercado liberado como el que comentamos; tiene el papel de orientar al lector, de proponer criterios de calidad de los que los lectores se pueden fiar.
Álvaro Ardévol (Barcelona, 1958) es un explorador de las nuevas tecnologías.
El futuro irá por ahí. Aunque siempre será necesario un mecanismo regulador -en este caso, «el librero»- al que acudirá el lector atraído por su prestigio, su estilo, su especialidad, su fama, su capacidad de comercialización. Es decir, que todo habrá cambiado, pero seguirá igual.
Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971). Autor de novelas como La filosofía en invierno y El corrector.
No me parece tan sencillo eludir la figura del editor. Vivimos en un tiempo dominado por la tentación de la copia, del eco de un eco. La tecnología ha convertido la literatura en un producto infinitamente reproducible. Una lógica perversa ha convertido también al escritor en un sujeto infinitamente reproducible. Y aunque el narrador del siglo XXI debe ser consciente de que el libro solo ya no basta, sigo creyendo en la necesidad de editores capaces de ofrecer una cultura de escritores vivos, no de simulacros, una cultura de libros únicos en una sociedad donde la excelencia cada vez importa menos.
Antonio Rodríguez de las Heras (Vigo, 1947 ). Estudia los fenómenos sociales y culturales (ciberantropología) de internet desde el Instituto de Cultura y Tecnología de la Universidad Carlos III de Madrid. En 1990 recibió el Premio Fundesco de Ensayo por Navegar por la información.
El modelo de negocio de la industria cultural irremediablemente está cambiando. Es inútil apuntalarlo. En la red habrá cada vez más la necesidad de espacios de confianza, es decir, lugares en donde tienes seguridad de fiabilidad. Este espacio será ocasión para la emergencia de nuevas figuras y agentes, aunque en nada parecidos a los intermediarios de este lado de la pantalla.
Doménico Chiappe (Lima, 1970, aunque criado en Venezuela y afincado en Madrid desde 2002). Ha publicado la novela Entrevista a Mailer Daemon y la novela hipermedia Tierra de extracción.
Creo que el distribuidor ha muerto y que el editor agoniza. El editor actual es escabrosamente conservador y también morirá si no se replantea su rol. Existirán vendedores virtuales y quizás se conforme una figura intermedia entre autor y vendedor, siempre que su gestión aporte un valor añadido. Esta nueva figura la podrían asumir las sociedades de autores, si no estuvieran sumidas en un pensamiento retrógrado y persecutorio. Caiga quien caiga, no hay por qué llevar luto. El creador seguirá creando y el lector, leyendo.
Eduardo Jordá (Palma de Mallorca, 1956). Narrador y poeta, editor literario de fronterad.com, autor de novelas como Pregúntale a la noche y poemarios como Instante
Algún tipo de filtro siempre es necesario. Me da miedo la idea de que mi editor sea una computadora como Hal en 2001, atendiendo los pedidos desde algún punto del ciberespacio. Preferiría tener un editor tradicional que fuera al mismo tiempo mi librero virtual. Si eso es posible, creo que es la mejor solución.
Jesús Ferrero (Zamora, 1952: ), autor de novelas como Bélver Yin o ensayos como Las experiencias del deseo. Eros y misos, Premio Anagrama 2009,
Me parece una idea que no tardará en materializarse (los blogs ya son eso). Tampoco tardará en materializarse la idea de que la novela-libro, o novela concebida para ser leída en libro, tiende a desaparecer.
Susana Fortes (Pontevedra, 1959). Autora de novelas como Esperando a Robert Capa, Premio Fernando Lara.
Le tengo cierto cariño a los libreros de toda la vida y a algunos editores. No me gustaría que desaparecieran del mapa. Sobrevivirán los que sean capaces de adaptarse a los cambios y los que sepan batallar con inteligencia para que el futuro no les pase por encima. Así es la vida.
Vía: ABC, «¿Teme la literatura al lobo digital?«, artículo de Alfonso Armada.
Felipe Budinch dice
Las editoriales seguirán existiendo como agregadores de contenidos (algo así como reddit) y proveedores de servicios para los autores (¿han intendado maquetear un libro?).
Finalmente «pastelero a tus pasteles», alguien se va a dedicar a la distribución (alguien tiene que llevar la contabilidad) ya sea internamente en las editoriales o un tercero. Sobre lo que no tengo ninguna pista, es el papel que van a desarrollar las tiendas/libreros en el espacio físico.
Ignacio dice
Me gusta el comentario de Susana Fortes, estoy formando mi opinión, la verdad es un tema complejo, no se que se piensa en Argentina…para leer más al respecto.
Saludos