El exceso de información escrita que nos llega cada día unida a la endémica falta de tiempo de que disponemos pone de manifiesto una de nuestras múltiples limitaciones: somos lentos, muy lentos, leyendo.
Stanislas Dehaene, neurólogo, profesor de psicología cognitiva experimental del Collége de France y director del laboratorio UNICOG, lo explica en su trabajo Les neurones de la lectura (Odile Jacob, París, 2007). La lectura no es una capacidad innata en el ser humano, y nuestro cerebro no ha evolucionado hacia un cerebro apto para la lectura. La causa antropológica de la emergencia del lenguaje y de la escriturala está en la propensión del hombre a innovar culturalmente, lo que se explica por su aptitud de convertir funciones cognitivas anteriormente utilizadas para otros fines en otras de uso cultural.
Según Dehaene, el cerebro no se ha adaptado a las exigencias del lenguaje escrito para comprenderlo sino que, más bien, ha sido la escritura la que se ha adaptado a nuestras capacidades cerebrales. Ello ha precisado de un “reciclaje neuronal” a lo largo de los siglos, y que nuestro cerebro y nuestro sistema visual se adapten para reconocer la escritura.
Resultado de sus investigaciones, Dehaene hace una interesante propuesta de usabilidad/legibilidad para los fabricantes de libros electrónicos: presentar el texto en líneas/palabras únicas para que disminuya la movilidad ocular y aumentar nuestra velocidad lectora a 1300 palabras por minuto. Es la llamada “presentación secuencial visual rápida”.
“Es posible entrenarse para optimizar los movimientos oculares, sin embargo la mayoría de los buenos lectores que leen de 400 a 500 palabras por minuto se acercan ya a la cota óptima: con el captor retiniano de que disponemos difícilmente puede hacerse mejor. Podemos demostrar que son los movimientos oculares los que limitan nuestra velocidad lectora. En efecto, si se suprime la necesidad de mover los ojos presentando las palabras en el ordenador una tras otra en un punto preciso donde fijar la mirada, un buen lector podría conseguir velocidades de lectura fabulosas: 1100 palabras por minuto de media; 1600 para los mejores. ¡Tres o cuatro veces más que la lectura normal y una palabra cada 40 milisegundos! Con este método de “presentación secuencial visual rápida” la identificación y la comprensión son satisfactorias, lo que muestra que la duración de estas paradas intermedias no constriñe una lectura normal. ¿Significará esta presentación informatizada el porvenir de la lectura en un mundo en el que las pantallas vayan reemplazando progresivamente al papel?
Sea como sea que el texto sea presentado, en páginas o en líneas, su aprehensión por la mirada ralentiza la lectura y constituye un límite ineludible. Los métodos de lectura rápida, que aspiran a una tasa de 1000 palabras por minuto o más, son pues considerados con gran escepticismo.»
No sabemos si Les neurones de la lecture será publicado en español, pero es un libro apasionante.
elena dice
¿rapidez=comprensión?
Saludos